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Francisco Garfias
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Por Francisco Garfias

Primero la buena: Luis González de Alba avanza en su última batalla. Crecen las posibilidades de que la Medalla Belisario Domínguez le sea entregada a Gonzalo Miguel Rivas Cámara, el llamado Héroe de la gasolinería.

A la causa que Luis promovió hasta su última columna se sumó otra postulación. Van cinco. Ayer se agregó, nada menos, que la de Pablo Escudero, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.

La Belisario Domínguez es una medalla que, en los hechos, está “partidizada”. El ganador lo decide cada año, en forma rotativa, uno de los tres principales partidos en el Senado: PRI, PAN y PRD.

Este año le toca a los azules. Senadores nos dicen en corto que las reticencias iniciales del grupo panista desaparecen paulatinamente. Ya no lo descartan.

El ruido mediático alrededor de la propuesta de entregar a Gonzalo la medalla, cada vez recoge mayores simpatías.

En Acción Nacional lo saben. Ricardo Anaya, jefe nacional de ese partido, y Fernando Herrera, coordinador de la bancada azul en el Senado, estaban por reunirse, sino es que ya lo hicieron, para discutir el tema.

El secretario de Comunicación de ese partido, Fernando Rodríguez Doval, nos dijo, a título personal, que está en favor de que el máximo galardón que otorga el Senado sea para Gonzalo. “Hizo un trabajo heroico. Ofrendó su vida por salvar otras”, sintetizó.
Subrayó, sin embargo, que hay que esperar la decisión final del grupo parlamentario.

¿Quién diablos es Vidulfo Rosales para oponerse a lo que, paulatinamente, se convierte en un clamor? ¿Un abogado que se hizo famoso por acompañar a los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa?

¿Otro redentor que se siente con autoridad para dictar decisiones al Congreso? ¿Un hombre al que el personal del Centro Tlachinollan de Derechos Humanos le tiene que pedir permiso para contactar a la familia de Rivas Cámara?

El abogado dice que premiar al Héroe de la gasolinería es “criminalizar” a los normalistas. Mañosamente mezcla dos tragedias: la barbarie de Iguala en septiembre del 2014, con la quemazón de Chilpancingo.

Es cierto que los normalistas de Ayotzinapa que participaban el 12 de diciembre del 2012 en un zafarrancho contra la policía en la Autopista México-Acapulco también se les señala como responsables del incendio de la gasolinería.

Pero no hay cómo respaldar ese argumento.

Gonzalo —aunque le pese a Morena, a la CNTE, al abogado de los padres de los 43, y anexas— dio lo más preciado que puede tener un ser humano. Algo que si se pierde ya no se recupera: la vida.

Yo le pregunto a Vidulfo: ¿estaría diciendo lo mismo si su hijo, hermano o padre se hubiesen sacrificado por los demás? ¿Si la gasolinería hubiese explotado puede asegurar que no hubiese muerto ningún normalista?

¿Los tiene suficientemente grandes para meterse a apagar un incendio a riesgo de su propia vida?

Está por verse. No es lo mismo gritonear en la calle detrás de una manta, amparado en un acto de barbarie como el de Iguala, que meterse al infierno sólo para salvar vidas de personas que ni conocía.

Va una propuesta a los normalistas de Ayotzinapa: levantar un monumento a la entrada de su escuela a Gonzalo Rivas Cámara por haber salvado la vida a compañeros que siguen vivos gracias a esa acción.

La CNTE y Morena, que también se oponen, no me merecen mayor comentario. Pura grilla barata, como dice el doctor José Luis Soberanes. Ni cuando le entregaron la Belisario Domínguez al empresario Alberto Baillères mostraron tanta resistencia. Una vergüenza.

EZLN preocupa a AMLO

Todo mundo le dio la bienvenida al anuncio del EZLN de participar con una candidata mujer e indígena en las elecciones presidenciales del 2018.

Las huestes del subcomandante Marcos —hoy Galeano—dieron el salto definitivo de la clandestinidad a la institucionalidad, con esa decisión adoptada en asamblea.

Hay una lamentable excepción: Andrés Manuel López Obrador. No le gustó ni tantito que los zapatistas hayan optado por participar en las urnas. El Peje se siente dueño del monopolio de la inconformidad. Es él o lo que llama “la mafia en el poder.”

Los demás movimientos antisistémicos son de farsantes.

Después del multicitado tuit del líder nacional de Morena, donde dice que en el 2006 el EZLN era el “huevo de la serpiente”, luego muy radicales llamaron a no votar, y ahora postulan a una candidata independientes, leímos en el portal Animal Poliítico, que dirige el talentoso Daniel Moreno, las ¿razones? de su crítica a los encapuchados.

Casi los trata como paleros del gobierno.

“En 2006 dijeron (los zapatistas) que no debían votar por nosotros, y de forma indirecta ayudaron al fraude electoral de Felipe Calderón”, dijo el tabasqueño.

Seis años después rechazaron apoyar la campaña del tabasqueño “porque éramos lo mismo y en eso se han equivocado siempre. “Y ahora, como no tienen argumento, actúan de esa forma”, consideró el mero mero de Morena.

Jura que en las comunidades de Chiapas, donde tiene presencia el movimiento Zapatista, la gente votó por el PRI y el Partido Verde. Está claro que le preocupa la postura del EZLN. No hace falta ser un sesudo analista para deducir que la clientela electoral de El Peje y la de los encapuchados es antisistémica.

Dos o tres por ciento de los votos que vayan a la candidata del zapatismo podrían ser perjudiciales para el tabasqueño. En una elección apretada, como la que se perfila para el 2018, eso puede ser determinante. De allí la molestia de Andrés.

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