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Signos que podrían ayudar a la detección oportuna de epilepsia de difícil control

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La epilepsia en cualquiera de sus tipos, es una enfermedad neurológica compleja y con tratamiento particular para cada uno de los pacientes. Se calcula que en México existen al menos dos millones de personas que la padecen[1] de las cuales, aproximadamente el 30 por ciento son identificados como epilepsia refractaria o de difícil control,[2] por su resistencia a tratamiento con dos o más fármacos.

La persistencia de convulsiones pese a la medicación del paciente, merma de forma significativa su calidad de vida, por ello la importancia de una detección oportuna.

La epilepsia farmacorresistente está ligada al diagnóstico de ciertos síndromes, como el de West, de Lennox Gastaut, de Dravet o de Dosse. También existen algunos signos que pueden ser de alerta para identificar antes de los 2 años de edad, que una epilepsia es de difícil control, como la incidencia de crisis convulsivas atónicas (pérdida del control muscular, que puede provocar un colapso repentino o caídas) o mioclónicas (sacudidas rápidas de los brazos o las piernas).

En estos casos es común la presencia de un electroencefalograma anormal o la detección de algunas anormalidades estructurales en el cerebro, como la esclerosis mesial del hipocampo, que se refiere a la pérdida neuronal en un 30 por ciento o más, además de una afección llamada gliosis, también en el área del hipocampo en el cerebro.

Detectar estos casos en los primeros años de vida, es importante para poder explorar alternativas no farmacológicas, como la dieta cetogénica, una opción viable y con evidencia probada de sus resultados. A través de investigación científica, se ha demostrado su efectividad para reducir las convulsiones a más de la mitad, incluso en algunos casos, ha logrado eliminarlas por completo.[3]

Esta dieta está basada en un consumo muy alto en grasas, bajo en carbohidratos y normal en proteínas, con un control detallado de las porciones.[4] Siempre debe ser supervisada por el neurólogo y el nutriólogo pediatra en conjunto.

Cada caso de epilepsia es particular, y opciones como la dieta cetogénica deben ser evaluadas de forma puntual, lo importante es encontrar el tratamiento que más se adecúe a las necesidades de cada paciente con la intención de brindarle una mejor calidad de vida, a él y a las personas de su entorno.

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