Corea del Norte, régimen totalitario poco habituado a la diplomacia, acostumbra a recurrir al lanzamiento de misiles cuando quiere hacerse oír. En la madrugada de hoy han sido dos, no identificados y “de corto alcance”, según han confirmado autoridades de Corea del Sur, Japón y Estados Unidos. Este nuevo ensayo militar, no reconocido aún por los norcoreanos, ha sido interpretado como una exhortación a Washington para acelerar las negociaciones bilaterales, en las que no ha habido avances significativos desde que se rompieran en la cumbre celebrada en Vietnam a principios de año.
Los lanzamientos se produjeron entre las 5:34 y las 5:37 de la madrugada, según ha informado un representante del Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur a la agencia de noticias Yonhap. Ambos misiles fueron disparados desde la ciudad de Wonsan, en la costa este de la península, y recorrieron una distancia aproximada de 430 kilómetros a una altura de 48 kilómetros antes de precipitarse al mar entre Corea y Japón. “Nuestro ejército está monitorizando la situación en caso de que haya lanzamientos adicionales y se mantiene en alerta”, ha asegurado.
El ministro de defensa de Japón, Takeshi Iwaya, también ha corroborado el suceso a la agencia de noticias Jiji, el cual ha calificado de “lamentable”, al tiempo que aseguraba que el proyectil no ha alcanzado aguas territoriales japonesas. El lanzamiento también ha sido confirmado por un funcionario de la administración estadounidense cuya identidad no ha sido revelada.
El de hoy es el primer ensayo militar desde que, hace tres semanas, Kim Jong-un y Donald Trump dieran un paso histórico al reunirse en la Zona Desmilitarizada (DMZ), la franja fronteriza entre las dos Coreas. Trump se plantó allí por sorpresa tras invitar a Kim a “saludarse” por medio de un tuit y se convirtió en el primer presidente norteamericano en pisar suelo norcoreano, un gesto con el que demostraba su disposición a continuar las conversaciones después de la fallida cumbre de febrero en Hanoi.
En aquel encuentro, ambas partes no se pusieron de acuerdo acerca de cómo equilibrar sus respectivas pretensiones: el desmantelamiento del programa nuclear norcoreano, de un lado; y de otro el levantamiento de las sanciones económicas internacionales que limitan la actividad comercial del régimen. Ante el bloqueo, Corea del Norte reaccionó, como hoy, disparando en mayo un misil de corto alcance, algo que Trump consideró “una cosa muy normal”. “Sabe que estoy con él y no quiere romper su promesa. ¡Habrá trato!”, tuiteó esos días. Voces expertas destacaron que los proyectiles disparados entonces eran muy similares al modelo ruso Isklander, capaz de transportar cabezas nucleares.
Corea del Norte ha mantenido un delicado equilibrio en los últimos meses: aunque el número de lanzamientos ha aumentado considerablemente desde que Kim Jong-un accedió al poder, en la mayoría de los casos se ha tratado de misiles de corto alcance. Este hecho se ha percibido en la administración de Trump como un acercamiento de posturas y una demostración de que las conversaciones están funcionando. La última vez que Corea del Norte disparó un misil de largo alcance fue en noviembre de 2017, el primero capaz de alcanzar la costa oeste de Estados Unidos. Adam Mount, director del proyecto Defense Posture y experto en materia de seguridad, ha tuiteado esta mañana que “el acuerdo tácito actual es: mientras no haya pruebas de misiles de largo alcance o nucleares, Estados Unidos no se quejará ni tratará de impedirlo”.
El lanzamiento de hoy coincide con la visita a Seúl de John Bolton, consejero de seguridad nacional estadounidense, una de las voces más críticas con Corea del Norte. Lo mismo sucedió la última vez: de aquella el enviado estadounidense para las conversaciones nucleares, Stephen Biegun, también se encontraba en la capital de Corea del Sur. En Pyongyang hay, además, un segundo motivo de protesta: “Esta acción debe ser considerada como una queja por las maniobras militares conjuntas de EEUU y Corea de Sur programadas para el mes que viene”, apuntó Cheong Seong-chang, analista del Sejong Institute, en declaraciones a AFP.
Con el lanzamiento de hoy, Kim advierte a Estados Unidos de que se está quedando sin tiempo para mostrar un gesto de buena voluntad. En un discurso pronunciado en abril de este año, el líder supremo dio de plazo a EEUU hasta finales de año para cambiar de posición, o de lo contrario se enfrentarían a una acción “sombría y peligrosa”. A su manera, Corea sigue hablando, y espera una respuesta.