El gobierno cubano se enfrenta a una grave crisis energética que ha dejado a gran parte de la población sin electricidad durante largas horas. Esta situación se agrava por la combinación de una infraestructura eléctrica deteriorada, la falta de combustible y el aumento de la demanda residencial, factores que han llevado a la desconexión total del sistema en varias regiones de la isla. En respuesta, el gobierno ha implementado medidas de emergencia, como la suspensión de actividades no esenciales y la paralización de centros de trabajo, con el fin de reducir el consumo energético.
El pasado jueves, Cuba experimentó el mayor apagón del año, afectando a más del 50% del país. Esto obligó a las autoridades a suspender las clases en todos los niveles educativos y cancelar actividades culturales, discotecas y centros de recreación que generen grandes concentraciones de personas.
El primer ministro, Manuel Marrero Cruz, admitió que la situación es crítica y no se espera una solución a corto plazo. Durante una comparecencia, subrayó que el problema principal es la escasez de combustible, agravada por las sanciones internacionales y la crisis económica que atraviesa el país.
Además, destacó que, a mediano plazo, el gobierno busca depender menos de los combustibles fósiles y apostar por la energía renovable, aunque estas soluciones tardarán en implementarse.
Mientras tanto, los apagones continuarán, con la Unión Eléctrica informando que los cortes programados afectarán incluso al 40% de la demanda energética del país, generando descontento entre los ciudadanos que han expresado sus quejas en redes sociales.


