La Revista

Embestida presidencial

José Francisco Lopez Vargas
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Claroscuro, por: Francisco López Vargas.

Dante Delgado Ranauro se queja de una embestida del
gobierno federal, vía Cuitláhuac Gutiérrez, gobernador de Veracruz, al mantener
seis meses en prisión a Manuel del Río Virgen, militante de Movimiento Ciudadano,
por un crimen que no cometió.

Agregó que también hay una embestida del presidente
vía Layda Sansores San Román, en Campeche contra Eliseo Fernández Montufar.

Francisco García Cabeza de Vaca, gobernador panista
aún de Tamaulipas, se queja de una embestida del gobierno federal que pretendió
no sólo desaforarlo sino encarcelarlo por delitos que no existen y cuyas
explicaciones no sólo ya entregó a la autoridad sino que validó la Corte.

Ricardo Anaya se queja también de la embestida
presidencial en su contra y mientras se le sigue proceso vive en Estados Unidos
desde donde sus abogados litigan su caso mientras él emite opiniones vía redes
sociales en vídeos que hace públicos con sus opiniones.

Silvano Aureoles, ex gobernador de Michoacán no sólo
se queja de esa persecución sino que está viviendo en Estados Unidos por la
embestida presidencial en su contra.

Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente nacional del PRI,
se queja también de una embestida presidencial porque él y su partido se
negaron en las cámaras a votar en favor de las propuestas en materia eléctrica
del titular del ejecutivo porque lesionaría al país, mientras su casa en
Campeche la mantienen sitiada agentes judiciales federales y estatales.

Lo que está en discusión hoy no es si Alito es culpable,
o si Eliseo merece cárcel, o si Cabeza de Vaca o Ricardo Anaya deberían estar
en prisión.

Hoy, el tema no es la persecución desde el gobierno a
líder opositores que se han opuesto a los designios presidenciales. No, no es
un tema menor: o mantenemos el país que conocemos o la 4T utiliza todo su
poder, aun violando o torciendo la ley y la constitución para quedarse con el
país e imponer su visión de gobierno.

La embestida desde el poder todos la ven cómo algo
único para ellos y no se han dado cuenta: el tema aquí es debilitar a una
sociedad y a sus partidos. Lo que le hacen hoy a Alejandro Moreno, a Eliseo
Fernández, a Cabeza de Vaca o a Ricardo Anaya es una advertencia de que a todos
nos pueden hacer lo mismo, más si quieren ser candidatos y se oponen a los
planes del autócrata de palacio.

Aquí lo que se está discutiendo es un bien mayor.
¿Cuántos años teníamos de no
preocuparnos por nuestro patrimonio?, ¿desde cuándo está a discusión lo
que hemos construido cada familia con nuestro esfuerzo?, ¿desde cuándo no
teníamos que preocuparnos por salir a la calle y ser asaltado, herido por una
bala perdida o secuestrado para quitarnos la raquítica quincena?, ¿cuántos años
teníamos de no preocuparnos si nos alcanzará para el súper?, ¿cuánto tiempo
teníamos de no discutir el tema electoral porque dimos por sentado que el INE
era, como lo es, lo que necesitamos para garantizar las elecciones?, ¿cuánto
tiempo teníamos de no escuchar a un presidente decir: “que no me vengan con que
la ley es la ley?

Los temas a discutir hoy vuelven a ser esos
fundamentales que como sociedad obligamos a resolver a los gobiernos. Desde el
fraude de 1988, la sociedad civil obligó a los gobiernos a mejorar, a dar
resultados, a darle respeto a los ciudadanos aunque jamás hemos tenido gobiernos
a la altura de las necesidades del país, habíamos avanzado porque las
preocupaciones eran otras muy diferentes a preocuparnos por la Constitución y
sus modificaciones.

El presidente encabeza una embestida contra era INE
porque no le parece que garantice elecciones ciudadanas honestas; encabeza la embestida
contra líderes opositores porque no quiere que nadie tenga un proyecto de
nación diferente al de él y por ello acepta al PT, al Verde y a otros que sólo
asiente a sus órdenes.

El presidente opera diario contra la oposición porque
su oferta política es regalar dádivas y no dar resultados. La gente, engañada
por los centavos, no se fija en los pesos que perdemos como nación y no le
exige explicaciones de sus despilfarros en Dos Bocas, en el Tren Maya, en
Felipe Ángeles, obras que duplicarán su costo mientras se anuncia una pobreza
franciscana saliendo del austericidio que mantuvo y sostuvo en plena pandemia.

Lo que hoy está a discusión no es si la oposición vale
la pena. La oposición es lo único que tenemos como ciudadanos para pelearle el
poder y por eso, ante los resultados recientes que ha visto como pierde votos
aún ganado gubernaturas, el presidente maniobra, desprestigia, insulta y miente
para evitar el descalabro que ya vio venir a manos de una sociedad que cuando
vota en masa, cuando vence la abstención, gana elecciones a pesar de los
operadores políticos de los partidos.

Elecciones concurridas son igual a cero eficacia de
los piratas electorales.

Marko Cortés, Jesús Zambrano, Alejandro Moreno y sus
partidos son muy pequeños ante lo que está en disputa, pero sus partidos junto
con Movimiento Ciudadano de Dante Delgado, son la vía para derrotar a un ejército
de votantes comprados, al más puro estilo de ese PRI que gobernó por más de 70
años México.

No nos engañemos: los ciudadanos elegimos gobiernos
para que nos sirvan, que nos den resultados, que nos escuchen, pero sobre todo
que nos respeten porque, hay que admitirlo, los gobiernos pasados se han
quedado cortos, a pesar de sus avances. El tema es el país, defendámoslo de
quienes lo quieren destruir.

José Francisco Lopez Vargas
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