Un posible encuentro entre el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, ha quedado temporalmente en suspenso luego de que el Kremlin reconociera que no existe un calendario acordado para la reunión. El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, declaró que “no podemos aplazar algo que aún no se ha finalizado”.
El aplazamiento coincide con el anuncio de la Casa Blanca de que no hay planes inmediatos para que Trump se reúna con Putin, pese a que el mandatario estadounidense había expresado su intención de mantener un segundo cara a cara con el líder ruso.
El origen del impasse reside en el hecho de que una reunión preparatoria entre el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, y el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, fue aplazada según reportes de prensa. Esa cita se consideraba clave para establecer la hoja de ruta de la cumbre entre los dos presidentes.
Desde Moscú afirmaron que simplemente “no hay una comprensión clara” de cuándo podrá realizarse la reunión entre los jefes de Estado. Por su parte, desde Washington se señaló que, aunque la llamada entre Rubio y Lavrov había sido “productiva”, eso no implica que esté fijado un encuentro presencial entre Trump y Putin en el futuro inmediato.
Este aplazamiento adopta una relevancia especial en el contexto de la guerra entre Rusia y Ucrania, ya que la cumbre había sido presentada como un intento de facilitar un alto el fuego o un acuerdo de paz. Sin embargo, la negativa rusa a revisar elementos clave del conflicto —como la pretensión de evitar la adhesión de Ucrania a la OTAN— ha complicado la hoja de ruta diplomática.
En resumen, mientras persiste la intención de un encuentro bilateral de alto nivel, la ausencia de fechas, la postergación de pasos preparatorios y las diferencias estratégicas entre Washington y Moscú han generado un bloqueo que impide su concreción por ahora.
