La nación centroamericana de Belice anunció este lunes la firma de un acuerdo con los Estados Unidos mediante el cual se compromete a actuar como “tercer país seguro” para migrantes y solicitantes de asilo provenientes de territorio estadounidense.
De acuerdo con los gobiernos de Belice y de EE.UU., el pacto implica que Belice podrá acoger, temporalmente, a personas que busquen asilo o protección mientras se resuelve su situación migratoria en EE.UU. Aunque los detalles completos del acuerdo no fueron divulgados de inmediato, se informó que el país centroamericano “retiene un veto absoluto sobre las transferencias, con restricciones sobre nacionalidades, un límite en el número de transferidos y controles de seguridad exhaustivos”.
El comunicado del gobierno beliceño subraya que no se permitirá la entrada al país de personas consideradas “una amenaza para la seguridad pública”. Asimismo, se enfatiza que el pacto se enmarca en el “compromiso con el derecho internacional y los principios humanitarios”, al tiempo que se aseguran “sólidas salvaguardas nacionales”.
Desde Washington, la Departamento de Estado de los Estados Unidos calificó el acuerdo como “un hito importante para poner fin a la inmigración ilegal, acabar con el abuso del sistema de asilo de nuestra nación y reforzar nuestro compromiso compartido de enfrentar juntos los retos de nuestro hemisferio”.
Sin embargo, la medida ha generado rechazo en sectores de la oposición en Belice. Una de las críticas provino de Tracy Taegar Panton, líder opositora en el Parlamento del país, quien afirmó en redes sociales que “este acuerdo, por su propia naturaleza, podría reestructurar los sistemas de inmigración y asilo de Belice, imponer nuevas cargas financieras a los contribuyentes y plantear serios interrogantes sobre la soberanía y la seguridad nacionales”. En ese mismo mensaje añadió: “Belice es una nación compasiva y respetuosa de la ley. Creemos en los principios humanitarios. Pero la compasión nunca debe confundirse con la sumisión a cualquier precio. Belice no puede ni debe ser utilizado como vertedero de personas que otros países se niegan a aceptar”.
Para que el acuerdo entre en vigor, debe ser ratificado por el Senado de Belice.
En el contexto internacional, este tipo de pactos conocidos como “tercer país seguro” se han utilizado por la administración estadounidense para redirigir a solicitantes de asilo hacia países aliados antes de que prosigan sus trámites en EE.UU. de forma directa. En años recientes, Belice, situada entre México y Guatemala, se suma a una lista de países con acuerdos o negociaciones en la región para recibir personas deportadas o solicitantes de residencia derivadas de políticas migratorias estadounidenses.
El gobierno beliceño ha señalado que mantiene la capacidad de decidir quién y cuántos solicitantes de asilo serán transferidos, y ha solicitado asistencia técnica y financiera para fortalecer sus sistemas de inmigración, dadas sus limitadas capacidades para acoger un volumen considerable de personas.
El anuncio de este acuerdo representa un cambio significativo en la política migratoria de Belice y, al mismo tiempo, pone de relieve las tensiones que surgen cuando los asuntos de asilo, dignidad humana, soberanía nacional y cooperación internacional convergen en un escenario de alta sensibilidad social y diplomática.


