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José Francisco Lopez Vargas
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Uber

Eran los días de la discusión por la apertura de las tiendas Oxxo. Un pequeño grupo de dueños de supermercados, privilegiados varios de ellos por sus relaciones con el gobierno y su sociedad con el entonces tesorero estatal Víctor Pérez Aguilar, presionaban al gobierno de Jorge Carlos Hurtado para evitar la llegada de esa cadena de supermercados.
El gobierno local clausuró los primeros locales y el de la Av. Universidad –entre otros- se quedó con mercancía dentro y sin poder abrir sus puertas.
Vino a Campeche a tratar de resolver el tema el director de Asuntos Corporativos de Grupo Femsa, Genaro Borrego Estrada, y se entrevistó con el gobernador Hurtado. Le explicó que las tiendas abrirían, que la Constitución les daba la razón, que debían acceder y que no pasaría nada.
Hurtado, en la cúspide del poder, al menos para eso, le respondió que nunca. Que en Campeche no habría Oxxos y que el tenía que proteger a la gente.
La respuesta fue la misma: nadie quiere dañar a nadie, se trata de darle opciones comerciales al consumidor, que el público decida donde compra, etc…
El Oxxo de la Av. Universidad funciona desde hace años, lo mismo que todos los demás. Lo que no sabe la gente, el consumidor, es que los campechanos todos tuvimos que pagar los daños y perjuicios provocados por la cerrazón de ese gobierno que no entendió que no podía oponerse al desarrollo ni menos a la competencia legal, moderna y protegida por la Constitución del país.
A cada uno nos costó el daño al Oxxo, las mercancías y productos perdidos, las rentas vencidas de locales, el costo del litigio que derivó en lo que todos sabíamos desde el principio: no hay razón para que no habrá un Oxxo.
Hoy lunes, leo que inició el servicio de Uber en Campeche. El director de Transporte dice que no deben hacerlo porque no tienen concesión y que sería un transporte pirata.
Empero, la visión no sólo debiera de ser esa: Campeche es un sitio seguro para las inversiones, Campeche es una entidad que se abre a la modernidad y provoca y motiva la llegada de nuevas inversiones y nuevos servicios, genera; no podemos cometer el error de apostarle, como en el pasado, a una sola actividad económica, palabras más palabras menos ha dicho el gobernador.
Y tiene razón y más cuando en la entidad hay casi 23 mil desempleados, más cuando la gente está desesperada por ocuparse, por tener ingresos. La llegada de Uber no daña a Campeche, al contrario, en una entidad en crisis, sólo comparable con la del H1N1 y las hipotecas basura de 2008-09, si algo urge es que haya ocupación, que haya gente trabajando y se distienda la presión social por la urgencia de trabajo, de ocupación.
Uber opera ya en Aguascalientes, Cuernavaca, Hermosillo, Mérida, Mexicali y San Luis Potosí, las más nuevas y ya tenía presencia en la Ciudad de México, Guadalajara, León, Monterrey, Puebla, Querétaro, Tijuana y Toluca.
En el Estado de México hubo créditos blandos a los “martillos”, empleados de los taxistas, para que con su propio vehículo se hicieran cargo de dar servicio particular. Quisieron prohibir la llegada de Uber, terminaron aceptando que no debían impedirlo si no negociaban y ganaban todos.
Ver que un servicio de transporte entre particulares tiene que estar metido en un esquema de concesión como se concibió antes de que hubiesen las aplicaciones digitales es un error.
Desde 1997 hay en Campeche las abejitas famosas que llevaron a un enfrentamiento del gobierno local con la concesionaria de Chevrolet por haber otorgado los créditos a simpatizantes de Layda para la compra de Chevis para dar un servicio de taxis alterno al FUTV, en esos días no había aplicaciones y sí sólo concesiones y la negación fue por temas netamente políticos. Hoy no hay ese escenario.
Nunca se regularizó y hoy esas abejitas tendrían también la opción de meter sus autos al servicio de Uber y dedicarse a un servicio que muchas veces dieron sin la concesión oficial.
Las concesiones como se conocen son obsoletas, pero necesarias para los camiones de transporte colectivo y para todos aquellos servicios públicos masivos, pero los tiempos cambian y las leyes deben ser dinámicas porque se hacen para favorecer a la ciudadanía.
En Campeche, como en muchos lados, los choferes de los periódicos hacen su reparto de ruta con “pasajeros” que le sirven para completar su sueldo; cerca del ADO algunas personas se reúnen para “invitar” a viajar a Mérida y cobran unos pesos menos de lo que cuesta el boleto del autobús, otros le llaman a sus amigos para decirles que están disponibles para llevarlos y traerlos.
Uber, Cabify y demás servicios vía aplicaciones no dejarán de voltear a ver a Campeche, lo inteligente es que todos se pongan de acuerdo y darle una opción de servicio a los clientes.
Los días de los sindicatos del voto corporativista, de la operación electoral se vuelven obsoletos cada vez más porque hasta para llevar a votar ya nadie puede garantizar que su pasajero lo hará por quien le dijeron o pagaron. Campeche necesita empleo, reactivar la economía interna, den facilidades para que eso sea realidad en un Campeche moderno.

José Francisco Lopez Vargas
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