El paso del huracán Rafael por La Habana ha dejado un saldo inicial de grandes afectaciones en la capital cubana. Con vientos superiores a los 100 km/h y lluvias intensas, la tormenta causó el colapso de viviendas, caída de árboles, señales y postes eléctricos sobre el asfalto, así como importantes inundaciones en zonas bajas. Uno de los casos más impactantes ocurrió en el barrio de Centro Habana, donde una pared maestra de cuatro pisos se desplomó, afectando gravemente a los habitantes de al menos cuatro viviendas.
María Caridad Madam Víctores, vecina de la zona, relató cómo una parte de la estructura cayó sobre su casa, destruyendo pertenencias de su familia y dejando sin servicios básicos a todos los residentes cercanos. “No hubo víctimas, pero sí muchas pérdidas materiales. Ahora estamos sin electricidad, agua ni gas”, lamentó. El derrumbe ocurrió en una vivienda en estado de deterioro extremo, situación común en muchas de las casas de la capital, que tras el impacto de la tormenta están aún más vulnerables.
El Consejo de Defensa Nacional ha reportado afectaciones en al menos 77 viviendas, 21 escuelas y 7 hospitales en La Habana, y se prevé que estos números aumenten conforme se avancen las evaluaciones oficiales. Las autoridades ya han indicado que los daños en la infraestructura pública y la agricultura son significativos, especialmente en las provincias occidentales de La Habana, Artemisa y Mayabeque.
Además de los daños materiales, la gran preocupación en el país es la crisis energética, que se vio agudizada por el paso del huracán. El Sistema Eléctrico Nacional (SEN) sufrió una desconexión total debido a los fuertes vientos, lo que dejó a toda Cuba sin electricidad, por segunda vez en menos de tres semanas. El Ministerio de Energía y Minas ha pedido paciencia a la población mientras trabajan en la restauración del sistema, un proceso complejo por los daños a cables y postes.
El restablecimiento de la energía avanza lentamente. Se han comenzado a conectar subsistemas en las regiones oriental y central del país, mientras que se intentan sincronizar algunas de las centrales eléctricas claves. Sin embargo, la obsolescencia de las infraestructuras energéticas y la falta de combustible complican aún más la situación.
Este es el segundo huracán de gran intensidad que afecta a Cuba en 2024. El primero, Óscar, causó muertes y daños significativos a mediados de octubre. Con el paso de Rafael, el país se enfrenta una vez más a una enorme tarea de reconstrucción y recuperación, en un contexto de debilitadas infraestructuras y escasez de recursos.
El gobierno cubano ha informado que, por el momento, no se han reportado víctimas mortales, pero el impacto del huracán Rafael pone de relieve las graves vulnerabilidades estructurales y el desafío de recuperación al que se enfrenta la isla.