Por: Rafael Bentata.
La propaganda electoral es el elemento de valor por el cual se transmiten mensajes a los votantes durante una campaña, lo que hace imprescindible saber cómo debe utilizarse. Procurar no rebasar los topes de gasto de campaña establecidos por la autoridad electoral es esencial para evitar sanciones, aunque no lo es todo ya que también es necesario ser precisos en los materiales a usar y los mensajes que habrán de difundirse mediante la propaganda. Quien no comprenda los límites de la propaganda electoral será presa fácil para las quejas de sus adversarios y el descontento de los electores.
El concepto de propaganda electoral refiere al conjunto de cosas físicas y actos que se llevan a cabo en una campaña para posicionar a los partidos políticos y candidatos en el interés del electorado. En concreto, la normatividad dicta que la propaganda comprende las publicaciones, grabaciones, imágenes, proyecciones, escritos, entrega de utilitarios y cualquier otra expresión realizada por candidatos, partidos políticos o simpatizantes con miras a la promoción de candidaturas.
En artículos pasados explicamos que está permitida la propaganda electoral durante la temporada de precampaña cuando esté conformada únicamente por el logotipo del partido político y su emblema característico. En el presente escrito nos enfocaremos en los requisitos que debe cumplir la propaganda en el periodo de campaña constitucional, el cual inicia el 9 de abril del 2021 para las elecciones locales y el 4 de abril del mismo año para las correspondientes a las diputaciones federales.
Uno de los principales objetivos que los actores políticos involucrados en la contienda deben atender, es enfocar todo el gasto de la campaña a los topes presupuestales establecidos por la autoridad electoral. Para no incurrir en alguna sanción, los candidatos y partidos políticos estarán obligados a vigilar de cerca los costos de la adquisición o contratación de utilitarios, pintura y servicio de rotulación, espectaculares, trípticos impresos, lonas para domicilios, renta de locales para actos de campaña, audio, perifoneo, promoción en revistas, convenios con medios digitales e impresos y el pautado en redes sociales con fines electorales.
De igual manera, es imperante que los candidatos y partidos políticos sean cuidadosos con los materiales que utilizan para su propaganda, pues esta debe ser reciclable en todas sus modalidades y hecha con materiales biodegradables sin elementos químicos nocivos para la salud ni contrarios a las normas ecológicas. Aún más, los actores políticos deben informarle a la autoridad electoral su programa de reciclaje durante el periodo de campaña.
En lo que respecta específicamente a los utilitarios y entregables de promoción electoral, todos deberán estar elaborados con materiales de producción textil. Esto es de suma importancia en el contexto actual, pues incluye la entrega de cubrebocas y objetos para guardar gel antibacterial.
Finalmente, quienes contiendan por un cargo de elección popular, así como los partidos políticos que representan, bajo ningún motivo pueden utilizar la propaganda para difundir calumnias ni mucho menos ejercer violencia política en razón de género. Tampoco deberán condicionar el voto a cambio de dinero, despensas, servicios u algún otro beneficio de la misma naturaleza, ni fijar propaganda en equipamiento urbano, edificios públicos o árboles.
Tener conocimiento de las especificaciones que debe cumplir la propaganda no solo le permite a los candidatos y partidos políticos evitar sanciones por violar la normatividad, también les ayuda a tener control sobre dos temas que tienen el potencial de generar crisis mediáticas: el medio ambiente y los derechos de la mujer.
El primero de estos dos temas ha adquirido relevancia en Yucatán por el aumento de temperaturas que se ha percibido en la entidad en los últimos años. Cuidar el medio ambiente dejó de ser un discurso de posturas para convertirse en un tema esencial para cualquier servidor público o aspirante a ello. Por esto, es altamente probable que la ciudadanía castigue en las urnas a las campañas que demuestren un uso irresponsable de recursos o no procuren acciones amigables con el medio ambiente.
El segundo de estos temas es aún más delicado pues representa una temática que hoy en día puede generar una crisis política nacional: los derechos de la mujer. Desde hace poco más de un par de años, los esfuerzos de las mexicanas adquirieron notoriedad en la esfera política nacional por la contundencia con la cual salieron a las calles a exigir que se detenga la violencia en su contra. Este ya histórico movimiento social ha logrado que los ciudadanos sean más observadores respecto a los actos de violencia de género para exigir justicia contra los agresores.
El caso más reciente de esto corresponde a Félix Salgado Macedonio, cuya candidatura provocó la ira de múltiples sectores de la población, tanto en contra del presunto violador como del presidente y otras figuras políticas de Morena que defendieron al guerrerense.
La organización es la base de toda campaña y, por ello, es necesario tener claro cómo hacer uso de un elemento esencial para cualquier proyecto político: la propaganda. Por medio de esta, los candidatos y partidos políticos externan mensajes a los votantes para influir en su preferencia, pero su uso equivocado puede provocar sanciones y reproches sociales. Así como esta herramienta puede ser determinante para la victoria, si no hay una planificación adecuada seguirá siendo determinante, pero en sentido contrario.