“Marica”, “loca”… son algunos términos utilizados en la provocativa campaña publicitaria de los Jozi Cats, el primer club gay africano de rugby en disputar competiciones en el país de los ‘Springboks’, que desafía los estereotipos vinculados a los homosexuales.
Larry Viljoen, un tipo alto, rubio, con una barba bien espesa y con camiseta de rugby, posa de pie, con los brazos cruzados y una mirada amenazante. Una actitud que contrasta con sus accesorios: una varita mágica en la mano y dos pequeñas alas en la espalda. “¿Marica?”, pregunta el cartel.
Para esta campaña “hemos utilizado insultos antigays populares y particularmente hirientes para los homosexuales”, explicó Nathi Khoza, uno de los miembros del club.
En un país donde el rugby es uno de los deportes más populares, se trataba de “poner en cuestión los clichés sobre los jugadores y los tópicos sobre los gays, de jugar con este contraste y de ridiculizar algunos de estos mitos”, añadió, entre dos pitidos de silbato.
En un sábado glacial pero soleado, este joven profesor de deporte sustituye como entrenador al ‘coach’ oficial.
“Demasiado plana la línea… Venga, nos desmarcamos… ¡muy bien, ahí!”, comentó en el terreno de rugby contiguo al estadio de cricket de los Wanderers, en Johannesburgo.
– Tequila y acogida positiva –
Robert Barnard, de 24 años, jugó al rugby en el instituto y en la facultad. “Nunca tuve problemas con mis compañeros de equipo. Pero de una forma u otra, se sabía que era gay. Y otros equipos hacían comentarios malintencionados, o los jugadores me empujaban incluso cuando no tenía la pelota”, recordó este profesor de inglés.
Con los Jozi Cats, “estoy mucho más cómodo. No hay comentarios desagradables. Los chicos han creado una plataforma donde, nosotros los gays, jugamos al rugby sin ser juzgados. Es genial”, agregó.
En un continente donde la homosexualidad todavía se considera un crimen en algunos países, Sudáfrica se perfila como precursor. El matrimonio homosexual es legal desde 2006. Aunque los prejuicios persisten.
Cuando declaró su homosexualidad hace dos años, Nathi, de 26 años, recuerda “la reacción negativa” de los miembros de su iglesia. No entra en detalles, pero no intentó buscar otra parroquia cuando se mudó hace poco de Durban (este) a Johannesburgo. “Es una forma de protegerme”, confesó.
Sin embargo, en general, la campaña de los Jozi Cats ha tenido una acogida positiva. Larry busca las palabras adecuadas y declara: “La gente me dijo: ‘¿tuviste los cojones de hacer eso?'”.
“Después de un partido, un equipo (heterosexual) nos pagó el tequila. Es muy alentador”, comentó feliz Nathi.
– Maldición y rechazo –
Entre los pocos comentarios humillantes, se encuentran los publicados en la página de Facebook del medio Russia Today, donde “nos trataron de pedófilos y desearon que muramos todos de sida”, recordó.
Esta campaña pretendía también reclutar nuevos jugadores para participar en torneos de rugby. Y el objetivo se consiguió. Los Jozi Cats, que debutaron en 2015 con unos pocos jugadores, cuentan ahora con una buena treintena, todos aficionados y de diferentes niveles.
Robert forma parte de los nuevos. Su novio, con gafas de sol verde fosforescente, asiste al entrenamiento desde las minigradas al borde del terreno.
“Le traigo aquí para que no haya duda de mis intenciones”, explicó Robert, con los gemelos tatuados. “Quiero jugar al rugby y en un equipo donde no sea juzgado. (…) No veo en ello una ocasión para conocer otros chicos”.
La próxima batalla de los Jozi Cats consistirá en reclutar a más jugadores negros, en un país donde el rugby sigue siendo el deporte de la minoría blanca.
“La homosexualidad está estigmatizada en la cultura negra”, explicó Nathi, que es negro. “En la cultura occidental, la gente se ha vuelto más abierta (…). Mientras que en la cultura negra, los gays son rechazados y algunos ven en la homosexualidad una maldición”, agregó.