El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha intensificado su acusación contra Estados Unidos al afirmar que en un reciente bombardeo naval en el Caribe había ciudadanos colombianos a bordo y exigir que se revelen sus identidades. La denuncia generó una fuerte reacción de la Casa Blanca, que calificó sus afirmaciones de “infundadas y reprensibles” y pidió una retractación pública, según informó un medio colombiano.
Petro señaló que “indicios muestran que la última lancha bombardeada era colombiana con ciudadanos colombianos en su interior”, y añadió: “espero que aparezcan sus familias y denuncien”. Esta declaración fue hecha en respuesta a mensajes del senador estadounidense Adam Schiff, quien buscaba bloquear ataques de EE. UU. en el Caribe por falta de autorización legal.
Ante la presión diplomática, Petro respondió exigiendo: “Que la Casa Blanca nos dé la información de las personas que han muerto por misiles de los EE. UU., para saber si mi información es infundada”.
La administración estadounidense, por su parte, rechazó las acusaciones y sostuvo que los ataques apuntan a embarcaciones vinculadas al narcotráfico. Además, recordó que Colombia sigue siendo un aliado estratégico para EE. UU., aunque expresó su molestia por las declaraciones del presidente colombiano.
Este episodio marca un nuevo episodio de tensión en la región caribeña, en medio de operaciones militares anunciadas por EE. UU. contra presuntas lanchas dedicadas al tráfico de drogas cerca de costas venezolanas, con al menos 21 muertos desde septiembre.
La falta de divulgación de los nombres de los fallecidos es uno de los ejes de este enfrentamiento diplomático: mientras Petro insiste en que pudo haber víctimas colombianas, Washington no ha confirmado ese extremo ni proporcionado pruebas que lo respalden.
El desencuentro podría escalar las tensiones bilaterales si no se encuentra una salida negociada al conflicto entre acusaciones y exigencias de transparencia.
