La tarea escolar encomendada le encantò… era una composiciòn sobre un rey. Podía tratarse de cualquier rey… Una niña escribiò en verdad sobre tres: sobre los Reyes Magos. Otros de la clase se decantaron por el clásico Rey Leòn, o el Rey Arturo. También Alfonso X el Sabio, y mil reyes más… todo un reino de redacciones…
Él lo tuvo claro desde el primer segundo…
“Con una mirada ética y estética fue un ser de una pureza inquebrantable, de una elegancia innata, de una honradez exquisita. Alguien de verdad. Un torero capaz de enamorar ruedos y corazones.. un mar de sentimientos en aquella muleta inquieta que hechizò almas y versos…
Nadie así! Una leyenda en aroma y México al compás de un capote latiendo en su sentir tan taurino. Maestro de lances puros, largos, bellos y suyos.. Maestro de tardes de emociòn y toreo, de valor y canciòn, de dinastía y de historia, de Silveti y de maestría. Maestro!”
Su ejerciciò gustò! Era sobre el Rey David…
Dedicado a la memoria de David Silveti
A Alejandro y Diego Silveti, y demás familia
A Sandra, silvetista más que confesa
A todos los silvetistas
A mi México
A mi Luis
A mi amigo Jerònimo
Y a “las mañanitas que cantaba otro rey David” y a los que las cantan