Entretenimiento, por: David Moreno
Hollywood mantiene un particular activismo anti Donald Trump. Son muchos los directores, actores, actrices, guionistas y productoras que se han convertido en fieros críticos del actual ocupante de la Casa Blanca y así lo han demostrado con su participación en diversos actos en contra de las políticas dictadas desde Washington… No es de extrañar que muchas de las creaciones artísticas en cine, televisión o incluso en la música tengan una dedicatoria hacía el magnate que hoy decide el destino de una buena parte del mundo con sus berrinches, sus ocurrencias y sus tweets. Pero quizá ningún producto de la cultura pop norteamericana sea tan elocuente y elegante en su posición en contra de Trump como lo es Designated Survivor.
Les pongo en contexto: Designated Survivor narra la historia de un Secretario de Vivienda que por causas relacionadas con el terrorismo llega a ocupar la Presidencia de los Estados Unidos. Su nombre Tom Kirkman. Kirkman es una antítesis del político norteamericano. Alguien sin partido, sin carrera previa, un académico comprometido con causas sociales que llega a Washington con la idea de ser útil para ayudar a solventar los problemas de aquellos sectores menos beneficiados por el sistema capitalista propio de la Unión Americana. Al momento de ocupar la Presidencia Kirkman se enfrentará a los dilemas propios del cargo escudado sobre todo en una ética impecable y en un deseo de convertir a la política en un instrumento para hacer el bien. Durante las dos primeras temporadas del programa la personalidad de Tom Kirkman – intepretado brillantemente por Kiefer Sutherland – y sus convicciones morales fueron puestas a prueba por una serie de circunstancias por las que tuvo que pagar un alto precio en su vida familiar. A pesar de ello Kirkman prevaleció como un Presidente decidido a aprovechar la oportunidad que el escenario le presentaró y logró implementar una serie de reformas que rompieron con el tradicional bi partidismo norteamericano. Lo anterior fue un sello de las dos primeras temporadas de la serie.
Llegamos entonces en la tercera temporada de Designated Survivor, en el universo de la serie es tiempo de elecciones. Tom Kirkman busca reelegirse en un cargo para que el que no fue electo y para ello tiene que enfrentarse a todo un sistema y particularmente a un candidato republicano llamado Cornelius Moss – interpretado por Geoff Pierson – que lleva como bandera un discurso en extremo conservador marcado por una agenda anti inmigrante. ¿Cómo lo enfrenta Kirkman? Para empezar pone como compañero de fórmula a un latino con fuertes lazos familiares con inmigrantes ilegales, para luego desplegar una amplia agenda social destinada a generar beneficios a las comunidades más apartadas y menos favorecidas de las zonas urbanas y rurales de los Estados Unidos. En el medio de lo anterior aparecen temas como la diversidad sexual, el racismo, la xenofobia, la eutanasia, las amenazas a la seguridad nacional y el lucro que las grandes empresas hacen con las necesidades de las personas.
Es decir, mirar la tercera temporada de Designated Survivor es dar un vistazo a un país muy diferente al que existe en la realidad al presentar a un presidente que vive en las antípodas morales y políticas de quien hoy realmente ocupa el escritorio de la Oficina Oval. Pero lo mejor es que la serie evita convertirse en un panfleto político y, a través de guiones escritos con mucha inteligencia, lo que hace es plantear una serie de posibilidades que pretenden llevar al espectador a cuestionarse la pertinencia de mantener a la actual administración federal norteamericana o bien en 2020 dar un giro de 180 grados a otra opción, una quizá más humana, una más radical, una muy parecida a la que ofrece Bernie Sanders. Ignoro si los productores y guionistas de Designated Survivor apoyan directamente al Senador por Vermont, pero es evidente que su discurso se aleja de los cánones políticos de demócratas y republicanos para instalarse en algo más cercano a un socialismo moderno, uno que no renuncia a los valores propios del sistema norteamericano pero que a través de la figura de un humanista como Tom Kirkman los acerca más a las personas y los convierte en útiles para el ciudadano común.
Vale mucho la pena acercarse al programa sobre todo cuando comienzan a soplar los aires electorales al otro lado del Río Bravo. Por supuesto que es ingenuo asumir que un producto televisivo pueda influir de una manera exponencial en el votante estadounidense para que éste se decida a sacar a Donald Trump de la Casa Blanca. Tal vez Designated Survivor sea la punta de lanza de muchos otros productos hollywoodenses que buscarán a toda costa influir para que la pesadilla se termine en los Estados Unidos y que ésta de paso a nuevos sueños, a otro país que puede pasar de la posibilidad, de la ficción, a la realidad.