Juventud con Experiencia
Hace años soñaba con regresar a mi tierra y poner al servicio de Yucatán toda la experiencia, conexiones e ideas que he cultivado a lo largo de mi carrera. Hoy, como Secretario de Fomento Económico y Trabajo, tengo la oportunidad de trabajar bajo el liderazgo del gobernador Joaquín Díaz Mena y de colaborar en el diseño de un plan de desarrollo industrial integral que impulse la economía de nuestro estado. Con entusiasmo y una profunda esperanza, iniciamos un proyecto que, estoy seguro, traerá enormes beneficios para nuestra gente.

Es la primera vez que Yucatán cuenta con una política de desarrollo industrial integral. Aunque nuestro estado destaca en muchas áreas, su contribución a la producción industrial del país es de apenas 0.4%, un porcentaje insuficiente para mejorar los salarios y la calidad de vida de nuestros habitantes. De hecho, este bajo índice contribuye a que ocupemos los últimos lugares en Producto Interno Bruto (PIB) per cápita y atracción de inversión extranjera.

El plan que estamos elaborando propone el desarrollo de corredores industriales, agroparques y polos de bienestar y atracción de inversión. Estas infraestructuras permitirán a inversores locales, nacionales e internacionales establecer sus proyectos en el estado, impulsando así nuestra economía y favoreciendo la industrialización de Yucatán. Sin embargo, este proceso no puede quedarse en las grandes empresas; es vital integrar a nuestros empresarios locales, proveedores y cooperativas, y generar cadenas de valor que incluyan al microempresario yucateco. Queremos que nuestra política de desarrollo industrial impacte a toda la economía estatal y que sea un verdadero motor de bienestar compartido.

Es esencial que el talento yucateco y los proveedores locales participen en el crecimiento industrial de Yucatán. Las grandes empresas están conscientes de que deben adaptarse a las normas y acuerdos locales para garantizar una relación mutuamente beneficiosa. En mi papel como secretario, me enorgullece poder establecer acuerdos con empresas como Heineken, que recientemente decidió invertir en nuestro estado. Una de las prioridades al recibir esta inversión ha sido asegurar que la contratación de talento humano y la participación de proveedores locales sea prioritaria.

En este sentido, estamos identificando y formando proveedores locales en función de las necesidades de las empresas que vienen a establecerse. No solo pensamos en las necesidades inmediatas, sino también en las de mediano y largo plazo, de manera que podamos acompañar y fortalecer a nuestros empresarios para que se conviertan en proveedores sólidos y consolidados en la industria. Este enfoque es una de las claves para evitar que el desarrollo industrial pase “por encima” de nuestra gente, como una simple ola de modernización que no deje beneficios duraderos.
Además de atraer inversión extranjera, nuestra responsabilidad es también promover a nuestros empresarios y empresarias locales en mercados nacionales e internacionales. Tenemos la oportunidad de mostrar la calidad de los productos y servicios yucatecos en lugares como Texas, California, Florida y Europa. Sectores como el alimentario, vidriero, porcicultura y joyería ya destacan por su calidad, y el siguiente paso es apoyar a nuestros empresarios para que expandan su presencia global. Queremos que Yucatán no solo sea un destino de inversión, sino un referente de productos y servicios competitivos a nivel internacional.
Un aspecto fundamental para el éxito de estos proyectos es la coordinación con el gobierno federal. Hace unos días, la Dra. Claudia Sheinbaum, junto con el gobernador Huacho Díaz Mena, anunció la ampliación del puerto de Progreso, una inversión clave para el crecimiento industrial. Este apoyo va acompañado de mejoras en infraestructura de transmisión y distribución de energía eléctrica, lo que garantiza que nuestras industrias tengan acceso a los recursos necesarios para operar de manera eficiente.
Me llena de orgullo ver el respaldo que el gobierno federal ha mostrado hacia Yucatán, reflejado en la participación de funcionarios de alto nivel en las reuniones de planificación. La disposición para colaborar y respaldar nuestros proyectos ha sido clara, y el compromiso que demuestran nos impulsa a continuar con nuestro objetivo de hacer de Yucatán un estado próspero y conectado con el mundo.
Hemos denominado a este proyecto “Renacimiento Maya”, un nombre que refleja el compromiso de alcanzar una prosperidad compartida. Queremos que el desarrollo económico llegue no solo a las grandes ciudades y a los inversionistas principales, sino también al interior del estado. Impulsaremos la economía social y cooperativista, apoyando a las empresas locales con financiamiento para capital de trabajo y programas de acompañamiento que promuevan la digitalización y la industrialización 4.0.
Haber trabajado fuera de Yucatán me brindó la oportunidad de conocer diferentes perspectivas, ver lo que funciona y lo que no en otros contextos, y ahora tengo la certeza de que nuestro estado está listo para aprovechar esta experiencia. Mi meta es que Yucatán sea un ejemplo de crecimiento sostenible, inclusivo y solidario. Trabajaré día a día para que, en conjunto con el gobierno estatal, federal y el sector privado, logremos que este Renacimiento Maya sea una realidad.
Es un honor contribuir al progreso de mi tierra y ver cómo este sueño empieza a tomar forma. Estoy convencido de que Yucatán tiene un futuro brillante, y seguiremos trabajando para que todos los yucatecos se beneficien de esta transformación.