La Revista

Y ojalá con Paco Ojeda…

Cristina Padin
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En la esquina de la calle Jesús del Gran Poder estaba el cartel.Tal vez lo habían pegado por la noche. El chiquillo lo descubrió por la mañana, camino del colegio. ¡Qué precioso le pareció, le hubiera encantado a su abuelo! Eso le produjo mucha pena, su abuelo había fallecido el año anterior. Le cuidaba y protegía desde el cielo, y él le rezaba cada noche y a veces le parecía sentir las caricias del anciano en la oreja… Era muy triste que ya no estuviera el abuelito. ¡Qué malvada esa enfermedad llamada cáncer, qué cruel!

El cartel era, naturalmente, maravilloso. Parecía antiguo, como los de antes, como los que le había mostrado el abuelo, los de la época de Antonio Ordóñez, de Dominguín… El fondo era completamente blanco, blanco como la pureza y la verdad, y las letras de los nombres iban en dos colores: rojo muleta y rosa capote. Era un diseño excelente: clásico y al mismo tiempo moderno, un gran trabajo. Al pequeño, que siempre llevaba encima unos lápices de colores y un pequeño cuaderno, le hubiera encantado ser capaz de hacer una cosa tan bien hecha, pero con nueve años a uno no le permiten hacer carteles taurinos…

Al volver de clase conversó con papá sobre el acontecimiento que se avecinaba. El niño se hallaba al corriente de todo. Para celebrar que al fin se había anulado la ley que prohibía las corridas de toros en el pueblo se había organizado aquel festejo. Era algo grandioso. Y todo había salido de la mente de Pepe y del trabajo de Pepe. ¡Un grandísimo aficionado! Papá le trataba bastante y le definía como a un soñador bohemio que se esforzaba mucho para engrandecer la fiesta. ¡Y lo había logrado! ¡Una vez más lo había logrado!
La corrida se celebraría en mayo. Al chiquillo le encantaba el mes de mayo.Ya las tardes eran muy largas, ya hacía calor, ya se vestían ropas fresquitas… se festejaba el día de la madre, y a él le fascinaba, y casi siempre algún niño tomaba la Comunión y le invitaba. Él también la recibía por primera vez ese año, pero lo haría más tarde, en junio, el día del Corpus…

Y…

Queréis saber qué ocurrió después? Es lo que tiene leer.. que despierta intriga y curiosidad!

Este es uno de los cuentos que va en mi libro sobre Alejandro Talavante. Me pareció divertido contar el principio por aquí.. podéis imaginar qué pasó después, o también leerlo en mi libro..

Dedicado a Ojeda
A ojedistas
A mi mago
A los genios del toreo
A mi Luis
A Isabel
Al mes de mayo
A los abuelos y a mi abuela
Y a Carlos

Cristina Padin
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No quedes sin leer...

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