Hoy uno de marzo en todos, absolutamente todos los medios de comunicación, convencionales y digitales, comenzó la vorágine de propaganda de candidatas y candidatos a cientos de cargos públicos ofertados en las elecciones de junio próximo.
La retórica política propagandística es utilizada en todas y cada una de las elecciones y regresa a partir de hoy al escenario.
El presidente López Obrador pasa a un segundo término —uff, bueno para él— para dar paso a las y los aspirantes a la presidencia, gobiernos estatales, municipales, congresos, etcétera, que desde hoy se darán con todo para tener poder…y dinero.
No hay escapatoria, por donde usted voltee habrá grilla y ¿para que?…para lo mismo, para nada; en México el sistema se recicla cada sexenio con un ajuste intermedio, pero los resultados han sido, son y seguirán siendo los mismos, esté quien esté.
No importan nombres, ni trayectorias. No importan partidos políticos y demás organizaciones. Lo que importa es el reciclaje donde permanecerán los poderes fácticos ordenando a los poderes gubernamentales u oficiales.
Así ha sido y así será. Usted haga lo que haga, no influirá, aún votando. El poder se decide en otros órdenes, en otros niveles, cosa que para millones de personas es desconocido.
Pero, no me haga caso. Vote, vote por el que usted quiera, pero vote. Al menos tiene ese derecho. Pero el poder, el poder —repito— va más allá de nuestras ilusiones y se define de manera y muy distinta.
