El expresidente de Bolivia, Evo Morales, ha alertado sobre la gestación de un nuevo golpe de Estado en el país, calificándolo como un “golpe dentro del golpe”. Según Morales, el gobierno interino de Jeanine Áñez está maniobrando para evitar las elecciones debido a la alta popularidad del Movimiento al Socialismo (MAS), partido liderado por Morales. Morales afirmó que el gobierno interino ha preparado un decreto para reprimir las movilizaciones y suspender indefinidamente las elecciones, utilizando la pandemia como pretexto para consolidar su poder y evitar una derrota electoral.
El expresidente advirtió sobre la posibilidad de derramamientos de sangre en nuevas jornadas de protesta, similares a las que se registraron recientemente contra la postergación de las elecciones generales, donde hubo varios heridos y detenidos. Morales subrayó que el gobierno de Áñez no es un gobierno de transición, sino una dictadura respaldada por intereses capitalistas que buscan evitar que el MAS vuelva al poder.
Morales llamó a sus seguidores a mantenerse vigilantes y a continuar luchando por la democracia en Bolivia, reiterando que la resistencia es esencial para evitar que se consolide el autoritarismo. La denuncia de Morales se suma a una serie de tensiones políticas y sociales que han marcado la vida política de Bolivia desde su renuncia en 2019, en medio de acusaciones de fraude electoral y protestas masivas.
El expresidente también criticó el uso de la pandemia como justificación para retrasar las elecciones, argumentando que esto es parte de una estrategia para evitar que el MAS gane nuevamente en las urnas. La situación en Bolivia sigue siendo altamente volátil, con una profunda polarización entre los partidarios de Morales y aquellos que apoyan al gobierno interino de Áñez.
La denuncia de Morales ha generado diversas reacciones en el ámbito político nacional e internacional. Sus seguidores han mostrado su apoyo a las declaraciones del exmandatario, mientras que la oposición y los aliados de Áñez han desestimado las acusaciones, calificándolas como una táctica para desestabilizar al gobierno actual. La comunidad internacional observa con atención los acontecimientos en Bolivia, en medio de llamados a mantener la calma y garantizar un proceso electoral justo y transparente.
