Si hoy fuera un 14 de abril de los de antes y de los de siempre habría beso: beso en la frente, beso en la boca, intento de beso en los labios, beso en la mejilla, besos ..
No habría coronavirus ..
Sí sería 14 de abril en el cielo andaluz y en el alicantino. Sí sería el cumpleaños del que se fue muy pronto, y sin avisar, porque no era presuntuoso: era auténtico. Del que fue el hijo de Pepe, el padre de José María, el maestro de maestros, el que enamoraba Ronda, la bohemia con todas sus letras, el etéreo, el eterno, el toreo espiritual, el ole susurrado, el que fue turrón como el agua en su muleta de hechizo, la pureza. El de la luz mediterránea. La picardía, el que toreaba como un ángel. Él: Josemari Manzanares.
Sí sería 14 de abril en Bastavales, el lugar de las campanas que emocionaban a la gran Rosalía. Rosalía de Castro, natural (mente). Sí sería el cumpleaños de una mujer que vive allí: Ana. Ana, la que es madre, hija, hermana, tía, sobrina, amiga. Trabajadora noble. La que siempre está. Siempre (no siempre pero hoy no puedo, siempre pero mejor mañana … NO). Siempre. Ana es la verdad, la entrega, el estar y el ser.
Ojalá no hubiera coronavirus …
Si, fuera o no fuera 14 de abril, un cartel hubiera anunciado la presencia de José Tomás en alguna plaza, se me ocurren algunas en norte y en sur, las entradas se hubieran agotado en pocas horas. Porque Josè Tomás es así: siempre agota las entradas en pocas horas.
Dedicado a la memoria del torero que tanto me impactó, la última vez que le vi estaba sentado en una silla (la que tenía arte) en La Puebla del Río
A la familia Manzanares ya manzanaristas
A mi amiga Ana: la amistad Y el eterno Manzanares también tiene una hija llamada Ana ..
A la bohemia
A Luis
A los escritores
A Josè Tomás
Al toreo
A la gente que está siempre
Al Turronero ya Camarón
Y a la bondad
