Por: Marco Antonio Cortez Navarrete.
Ante esta “relativa” calma, donde respirar ya no cuesta trabajo, y los latidos del corazón “aparentemente” se normalizan, es justo, justo el momento, cuando debemos tener mucho más cuidado.
Como dice mi amigo, el ingeniero Juan Vázquez, metereólogo: “es justo el momento de no bajar la guardia, de estar atentos”.
Lo anterior, claro está, en alusión a su campo de trabajo: monitoreo y comportamiento de fenómenos climatológicos.
Yo aplicaría sus palabras, pero al ámbito de la salud, de la pandemia, ocasionada por un virus que ha causado mucho mucho dolor, mucho daño, y aún está entre nosotros “oculto” esperando un descuido para re-emerger y seguir alterando la vida.
Veamos lo que hoy, en este momento, pasa en Europa donde el fantasma de una nueva ola amenaza una vez más a varios países.
Cierto, Yucatán como estados vecinos y de otras latitudes observa notoria reducción de contagios y decesos. Así lo dijo Hugo López Gatell en su más reciente aparición en la mañanera de su jefe, AMLO.
Y, ojo, aquí la curva, como las que lanza el presidente cuando “macanea”, el funcionario de salud aclara: “el virus continuará entre nosotros” y recalca no bajar la guardia, mantener las medidas y protocolos sanitarios, sana distancia y uso de cubrebocas.
Debemos reconocer que el Programa Nacional de Vacunación avanza, son millones de dosis aplicadas, pero pareciera que aún no son las suficientes, amén de aquellas personas que con todo su derecho se resisten a recibir el biológico.
Además de las dependencias del Gobierno de México han participado los gobiernos estatales y municipales, miles de personas participando en este gigantesco proceso.
Un detalle que quiero destacar. La pandemia, además de muerte y dolor deja a su paso problemas serios y complejos en aquellos que han perdido a un familiar, amiga, amigo, o persona cercana.
Con lo anterior quiero decir que hay otro enemigo contra quien luchar y hablo de la depresión y la ansiedad, que de manera silenciosa se están comiendo corazón y demás órganos del cuerpo humano…
Es verdad que hay instancias como el gobierno estatal y municipal que difunden programas de apoyo y orientación psicológica pero considero que no son suficientes, el tema va más allá, es más profundo y las secuelas de la era post-covid se traducirán en el mediano y largo plazos, lapsos donde cada día que pasa, cada hora transcurrida, te da cuenta que ya no está aquella persona amada o apreciada.
Y, para concluir, diría a las instituciones que tienen recursos humanos preparados para este tipo de contingencias que es momento de intervenir, de participar, de proponer, de plantear programas y proyectos que tengan un impacto positivo en la sociedad y de manera especial en quienes sufren calladamente lo que hoy está sucediendo en Yucatán, en México y en el mundo entero.
