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Club de Padres

Jorge Valladares Sánchez
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Por: Jorge Valladares Sánchez.*

En Facebook y en Youtube: Dr. Jorge Valladares.

Club de Padres
Formando Hijos/as Autosuficientes

No existe una escuela para padres. Nadie me enseñó a
ser padre/madre. Frases que lucen verdaderas a primera vista y nos sirven para
procurar empatía o justificarnos en un día en que no hicimos o tememos que el
resultado de la tarea fue bastante malo.

Los padres/madres deben ser amigos de sus hijos/as.
Debemos aplicar la disciplina con amor. Ser padres democráticos es la mejor
opción para nuestros hijos. Falacias que reflejan nuestro disfrute o tendencia
a la poesía, pero no claridad en lo que nos corresponde hacer.

Nadie va a decirme cómo educar a mi hijo/a. Un día
agradecerás que hoy te haga llorar. Los abuelos están para consentir. No hay
madre/padre que no dé la vida por sus hijos/as. Frases contundentes que sirven
para enfocar un sector de las acciones que procuran la buena formación, a la
vez que se pueden convertir en verdaderos lastres en el ejercicio cotidiano de
la parentalidad.

Sí, también soy un romántico del tema y por ello es mi
primera carta de presentación esa profesión y uso (o las usé en algunos casos)
las frases y digo que ser papá es la responsabilidad de vida más enriquecedora,
la dedicación más trascendente y la experiencia más hermosa que yo conozco.
Quise pertenecer al gremio desde los 11 años, sin tener clara siquiera la vía
de ingreso a tener un hijo/a; gracias a Ana y Verónica, sobrinas de mi mejor
amigo, quienes a sus 2 años, con su originalidad y emotividad, alegraban mis
momentos y activaban mis ideas sobre la vida y el vivir.

Sí, soy a la vez un científico del tema. Desde mi
origen profesional en la psicología fue mi tema más apasionante y al que he
dedicado más horas y análisis. Hice mis tesis de licenciatura, maestría y
especialidad sobre la parentalidad y la problemática que afrontan las familias.
Mi primer rol como profesional fue en la psicología escolar y pronto en la
clínica. Lo que comparto en estas líneas se ha gestado desde aquel 1990, cuando
tuve la fortuna de ser parte del sueño de vida de mi amiga Lucero, en mi
entrañable Instituto Moderno Americano (IMA).

Y luego de mucho andar con una gran cantidad y
variedad de familias que me dieron ese breve espacio de acompañamiento en sus
vidas, tuve 5 años para convertir la bodega que era inicialmente la Escuela de
Educación Social para Menores Infractores en lo que fue (y me temo que ya no
es) el Centro Especializado en Aplicación de Medidas para Adolescentes, gracias
a la participación de las familias de los que llamábamos alumnos, un
maravilloso equipo de personas y algunas de las ideas y técnicas generadas en
los andares previos.

Resumiendo esas 3 décadas, la convivencia con padres
(sin serlo aún) me llevó a crear el Club de Padres; mi ciencia me llevó a
entender la problemática y generar un modelo de aplicación para acompañarles a
formar hijos autosuficientes; la convivencia social y profesional con algunos
miles de familias y mis ya 22 años ser papá me dieron el enfoque, prioridades y
habilidad para compartir actualmente. Dejo algunas ideas aquí y no me retiro
lentamente, sino que quedo a la disposición de compartir lo que para ti tenga
sentido, utilidad o potencial de ayudar a más familias.

La primera versión de Club de Padres integró algunas
claridades. Algunos padres/madres necesitaban soporte social por provenir de
otras ciudades o tener poco espacio social por sus ocupaciones; guiarles con un
poco de psicología y rodearla de un par de horas de convivencia y oportunidad
de hablar con pares de lo que les importaba, tuvo el éxito de conformar varios
grupos convencidos de que hallaban allí una familia extensa.

Mis iniciales talleres de parentalidad fueron
evolucionando con la retroalimentación de familias que los tomaban y otras que
asistían a consulta clínica; dejando como claridades adicionales la diversidad
de situaciones afrontadas por sus condiciones de vida, a la vez que algunas
coincidencias en las dudas y formas efectivas o fallidas de llevar la convivencia
familiar y la educación. Pude entender que, de todo lo que los libros y
especialistas planteaban que deberían saber los padres y madres, sólo había
acceso a compartir una parte, más bien pequeña, y su complejidad resultaba
inhibidora más que facilitadora. Así que tuve que priorizar los elementos del
modelo de acompañamiento.

El rigor científico que fue el piso de varios de mis
grados y el deleite por la metodología me abrió la puerta a simplificar el
modelo y a visualizar que desde varias aristas y situaciones es factible llegar
al núcleo de lo que hace la diferencia en la formación de los hijos/as.
Entender que cada cabeza es un mundo, que lo único que nos hace iguales es que
somos únicos y que en cada familia se da una atmósfera propia, me hizo construir
una forma de que cualquier padre/madre pudiera tomar lo que priorice a su modo,
en su tiempo y para sus fines algo que finalmente beneficie a la familia, y en
particular a los hijos.

Y así generé el modelo llamado Bases para la Formación
de Hijos Autosuficientes que ya en espacios previos La Revista me ha dado la
oportunidad de compartir, y que es la sustancia, digamos teórica o conceptual,
de lo que el Club de Padres ha hecho en sus diferentes etapas.

El esquema de ese modelo parte de que son los padres/madres
los primeros responsables, pero además las personas mejor posicionadas (en
momento y amor) para brindar a los hijos/as esas bases formativas, así que
asegurar que las sepan aplicar es crucial para fortalecer la educación y la
vida en sociedad.

El ejercicio de la paternidad además de sus
complejidades y belleza conlleva una natural, variante y constante
incertidumbre, porque es un desempeño prioritario que se realiza con
conocimientos del pasado, en un presente continuo y en modificación periódica y
cuyos resultados sólo pueden conocerse en un futuro que se suele percibir
distante y aciago.

Si a esto sumamos las exigencias de la vida diaria que
disminuyen constantemente los recursos de tiempo, economía y claridad de lo que
corresponde hacer en el rol parental, tenemos que entender que aunque la
terapia u orientación sirva mucho, no es accesible o siquiera exitosa en grado
óptimo para la mayoría, y lo mismo podemos decir de muchas experiencias más que
tienen utilidad de algunos casos, pero no de manera generalizada ni están al
alcance para todos los padres/madres.

De allí la versión actualizada de lo que elegí llamar
Club de Padres. No escuela; en principio porque no lo es, pero además porque la
misma connotación tiene una carga muy inadecuada para la mayoría de los
adultos, además de que la estructura habitual del aprendizaje en una escuela no
corresponde con el ritmo de vida de los padres/madres y menos con la dinámica
de lo que ocurre en la vida familiar.

Un Club en cambio es un punto de comunión donde quien
quiera se une en la forma en la que le agrade, sirva o pueda, para obtener en
el grado que tome, elija o logre lo que en un momento sea adecuado para él/ella
o su familia, así como quedan a disponibilidad las demás opciones de
acompañamiento que en otro momento, condición o problemática pueda ver como
adecuadas para sí o su familia.

En una etapa reciente el Club de Padres incluía
efectivamente consultas de terapia o consejo para quienes en ello hallaran el
punto adecuado de acompañamiento para su familia en esa labor central de formar
hijos autosuficientes. A la vez que se podría optar o acceder por vías
diferentes, como grupos de conversación entre padres/madres, conferencias o
charlas, talleres de desarrollo de competencias parentales, diagnósticos
especializados, u orientación por vías electrónicas o revisión de materiales
con supervisión. La idea central es que cada persona tenga la experiencia que
le sirva para poder dar un paso más en su labor formativa y a partir de ese
paso quede abierta la puerta a sentirse parte de un acompañamiento disponible,
pero no obligatorio ni invasivo.

Escuelas, familias, padres/madre en lo individual, así
como instituciones públicas y una que otra organización han conocido este modo
de fortalecer a las familias, y lo que viene es trazar las rutas para
consolidarlo en la mayor cantidad de espacios disponibles para que sirva de
unión entre lo que necesitan y desean los padres, lo que sirve a cada familia,
lo que tienen por función diversas instituciones y los servicios profesionales
y sociales que brindan organizaciones y profesionales. Esta suma virtuosa tiene
un solo núcleo: contribuir a la autosuficiencia de los hijos/as a tiempo o de
cualquier persona aunque haya quien pueda pensar que ya es demasiado tarde.

Con afecto y la convicción de que podemos juntos hacer
más para esta finalidad, pongo a tu disposición la posibilidad de incluirte sin
costo en un grupo de Club de Padres que generaré en el mes de junio, así como
la posibilidad de una conversación en vivo o en video conferencia con tu gente,
también sin costo, sobre lo que podemos hacer como padres/madres si nos
reunimos y enfocamos lo que queremos lograr. Sólo escríbeme y lo hacemos:
dr.jorge.valladares@gmail.com

¿Por qué la autosuficiencia y no la felicidad u otro
bien preciado? Te respondo de dos maneras y las conversamos en detalle si tomas
alguna de las ofertas del párrafo anterior. En frases de sentido común, pero
reales, nadie hace feliz a nadie. En artículo previo he desarrollado estas
ideas; en síntesis, cada persona es
quien, de acuerdo con su naturaleza, experiencias y expectativas, define lo que
le hace feliz y se ocupa, o no, de serlo.

La oportunidad preciosa que tenemos como padres/madres
o personas que amamos genuinamente a alguien es la de acompañarle para
construir tres cualidades que en suma generan la autosuficiencia, para que con
ella sepamos definir y andar en lo que consideremos felicidad. El momento
formativo óptimo efectivamente es la niñez, como en muchas otras áreas del
desarrollo humano; pero la buena noticia es que en cualquier edad podemos
seguir formando esa cualidad de autosuficiencia y las personas alrededor pueden
y suelen contribuir a ello.

La segunda es porque la autosuficiencia es el
resultado de la seguridad en sí mismo/a, que surge de las adecuadas,
suficientes y constantes experiencias de amor; de la adaptabilidad, que se
adquiere a través de nutrirse de vivencias suficientes, adecuadas y constantes
de disciplina (entendida en su calidad formativa); y de lograr eficiencia en el
manejo de nuestros recursos, que se adquiere al aprender a aprovechar las
oportunidades que tenemos a lo largo de nuestro vivir.

Hace unos días, ante el artículo que escribo a inicios
de mes sobre temas de ciudadanía y democracia, una buena amiga, Addy, coincidía
en algunas ideas, y remató diciendo: “La forma de cambiar está en las familias;
la familia es el centro y motor de la sociedad y hoy está muy dañada”. Podría
añadirlo a la sección de frases contundentes, que amerita apuntar que en el
fondo describe una realidad que, de tan obvia, olvidamos frecuentemente
atender; a la vez que puede distraernos del hecho de que con la formación
recibida y a pesar de la convivencia que se mantenga en el ambiente familiar,
el mundo tiene activas varias facetas más en las que tenemos que desenvolvernos
con efectividad.

El punto que le da toda la contundencia a la frase y
la materializa de caso en caso, propongo, es que cuando las familias forman a
sus integrantes en la autosuficiencia, esas personas salen a todos los demás
ámbitos a ser agentes de auténtica humanidad, generadores de convivencia
positiva y de mejoras en el mundo y la sociedad. Así, amiga, coincidimos
plenamente: En la familia está la solución de todo, fortalecerla es la clave.

Así que si te animas, y en especial si tu familia lo
necesita, escríbeme e intégrate al Club de Padres. Con gusto revisamos las
frases provocadoras que puse en los primeros párrafos o compartimos cualquier
otro punto del andar en esta maravilla que es formar a los hijos/as.

——————————————————————-
*Jorge Valladares Sánchez
Papá, Ciudadano, Consultor.
Especialista, Maestro y Licenciado en Psicología
Doctor en Ciencias Sociales.
Doctor en Derechos Humanos.
Presidente de AME Adolescentes, A.C.

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