Por: Ismael Méndez Camargo.
Es muy común en
estos tiempos la guerra de descalificaciones para tratar de obtener un botín
político, o de cualquier tipo que traiga beneficios económicos a costa de los
impuestos del pueblo, que en muchas ocasiones son los menos beneficiados en
servicios que requieren como sociedad y que solo salen ganando los malos
funcionarios que solo buscan llenar sus bolsillos, olvidándose por completo de quienes
deben de servir.
Así el caso de la selección
del nuevo rector de la UADY, que será electo en noviembre del presente año
durante la reunión plenaria del Consejo Universitario en la que participarán
para votar 51 personas de 17 Facultades, solo tendrán derecho a ejercer este
sufragio tres personas por cada uno de los citados planteles pertenecientes a
nuestra Alma Mater, conformados por el director, un consejero maestro y un
consejero alumno de cada Facultad, independientemente del número de carreras que
tengan.
En este proceso,
para ocupar la Rectoría, compiten tres aspirantes: el abogado general de la
UADY, Renán Solís Sánchez, el actual director académico Carlos Estrada Pinto y
el maestro Eric Ávila Vales. Estas personas han tenido una serie de presentaciones
en las escuelas universitarias referidas bajo un formato de exposición de
planes de trabajo, con una duración máxima de cuarenta minutos, con los
mecanismos de logística que cada uno elija, posteriormente, se inicia entre los
asistentes una ronda de preguntas escritas, de las cuales, el panelista
contestará en un lapso de tres minutos, no habrá cuestionamientos orales,
siendo un máximo de cinco a ocho preguntas hasta finalizar el evento.
La Universidad
asigna un comité de vigilancia que acompañará a cada candidato con la finalidad
de conservar la disciplina y orden de cada sesión de los candidatos. En estas
reuniones podrán asistir las comunidades de alumnos, maestros, empleados,
quienes estén interesados en el proyecto del candidato, quienes deberán ser muy
objetivos, claros y honestos de acuerdo con la realidad y necesidad que vive
actualmente nuestra máxima casa de estudios, ya que se deben tratar temas que
afecten o beneficien tanto a los estudiantes como la institución en la parte
económica y académica, así como a la parte de la seguridad social de todos los
actores de la universidad, pero resulta que hay partes involucradas en esta
elección dedicados a desacreditar a los aspirantes con calumnias, injurias y
barbaridades que obviamente no pueden comprobar y que se esconden en el
anonimato cobarde ante la pérdida de preferencias en las encuestas, mismas que
son basadas en la credibilidad o no, de cada persona que desea ser rector.
Hemos visto con
asco y vergüenza cómo son las personas ajenas al candidato que va arriba en las
encuestas, que es el caso del abogado Renán Solís Sánchez a quien han atacado
en redes usando perfiles falsos o revistillas patito que son contratadas para
tal fin, iniciando así una guerra sucia, dado que el Rector actual apoya al ingeniero
Estrada Pinto que, por cierto, no levanta en las encuestas de la sociedad
universitaria y de la comunidad civil, ya que es un secreto a voces la
insistencia de los veterinarios de continuar manejando la Universidad, de la que
han hecho durante veinticuatro años, un botín económico, un cuerno de la abundancia,
que ya caducó y que resulta inoperante, en estas época del México actual, y por
ende la sociedad pide a gritos un cambio real, incluso ante la molestia del
gobierno federal que no está de acuerdo con
la triste evolución de nuestra Universidad yucateca, con pobre rendición de
cuentas tanto en lo económico como en lo académico.
La guerra sucia no
solo es por parte de la actual administración universitaria, también se pide de
manera tajante por parte de los yucatecos que el gobierno estatal no meta las
manos en el proceso que solo compete a la institución, ya que de todos es sabido
que el candidato Carlos Estrada es pariente cercano del esposo de la actual
secretaria de gobierno María Fritz Sierra y por consecuencia viola la autonomía
de nuestra máxima casa de estudios, formando también parte de la Guerra Sucia.
Es evidente que la sociedad civil en general reprueba de manera tajante las
descalificaciones o inventos que tratan de golpear al candidato Renán Solís
Sánchez, a quien, incluso, se le ha recomendado pida la intervención de la
Policía Cibernética, contra quien resulte responsable por los ataques
infundados, sin comprobar, que no han influido en su rating de aceptación
debido a su experiencia, honestidad y propuesta real que ha manifestado, y que
lo coloca muy arriba en las encuestas y preferencias.
Para nadie pasan
desapercibidas las arbitrariedades, nepotismo y pobres resultados de los últimos
rectores, que incluso han afectado a empleados académicos, administrativos y
manuales, siendo que varios de ellos, con muchos años de antigüedad, no tienen
una base laboral, siguiendo con contratos donde dejarán los mejores años de su
vida, sin una prestación social a largo plazo, entendiéndose como una
jubilación digna y humana, pero eso sí, ha habido gran despilfarro de dinero
destinado a la educación, y si a eso agregamos que el actual Rector ha
comunicado que también va a votar, pues la ley orgánica de la UADY, se lo
permite, es signo inequívoco de inclinar la balanza en favor de su delfín
Estrada; por lo tanto se pide a los que atacan por desesperación ante su
inminente derrota en las próximas elecciones, que hagan un alto a su ratonería
y frenen su guerra sucia, pónganse a trabajar con plan propositivo y que no sean
títeres de personas que han dañado a los nobles perfiles de luz, ciencia y
verdad, que fueron parte de los ideales de un amante de la igualdad y del
pueblo, Don Felipe Carrillo Puerto fundador de la actual Universidad autónoma
de Yucatán. Se tenía que decir y se ha dicho.
