La vida en rosa, por: Nidia Sánchez.
“Hace falta más gente comprometida en la educación
artística”, afirma el destacado bailarín, Premio Nacional de Coreografía INBA-UAM,
el maestro Alejandro Schwartz Hernández, quien agrega, “espero no morirme sin
ver el cambio enriquecedor en la danza”. Su notable trabajo en la danza y sus
aportaciones en más de cinco décadas activo, le permiten continuar promoviéndola
desde sus trincheras, convencido de que no se trata solo de repetir pasos, “esto
no es nuevo”, nos comparte, “todavía hay cierto menosprecio (a la danza), y la
verdad es que esta práctica nos transforma”.
“En México hay personajes como Lucina Jiménez
(directora del INBAL), quien desde hace más de 30 años ha dado un lugar destacado
a la danza y comenzó a incluirla desde el nivel básico. Le otorgaron el Salón
México, donde estuvo capitaneando un gran proyecto.
“Dieron cursos de danza en secundarias y
preparatorias, trajeron a un bailarín extranjero que hizo maravillas con 200 ó
300 jóvenes, al poco tiempo de llevar a cabo un proyecto en el centro de la
Ciudad de México, antes DF, los niveles de violencia comenzaron a bajar
drásticamente, un éxito la participación de tantos jóvenes que se podría decir
estaban rebasados, y es que en aquel entonces con 120 millones de mexicanos,
cómo lograr que los niños vieran el mundo a través de la danza.
“¨¡Viva la llama de la danza!, he ido y venido para
mantener viva la experiencia, todo mundo podría ser mejor ser humano, además,
mover el cuerpo es reconciliarse, es de carácter social, psicológico, bandera,
la danza no es solo hacer ballet y danza contemporánea, ya que muchas son
formas para la salud, comunidades tradicionales bailan para sus dioses,
recuperan la posibilidad del movimiento y disciplina, toda la preparación,
todos requieren de un método, entrega, una meta, la relación con otros seres,
ver el mundo a través de la danza, favorece arrancarnos del celular o la PC,
soltar el cuerpo para la salud del alma, de la solidaridad social que nos hace
falta.
“Cuantos más espacios generemos, la vida será mejor,
no será lo único, hay muchas maneras de hacer danza, mover el cuerpo, disfrutar
el cuerpo, donde hasta las personas con paraplejia pueden reaccionar a los
estímulos musicales. Está el caso de una mujer que de joven fue bailarina y a
pesar del alzhaimer al escuchar la música conecta y mueve su cuerpo al recordar
lo que hay en su memoria corporal.
“La discapacidad es un obstáculo al que hay que
enfrentarse. Hace 25 años en el Centro Nacional de las Artes hubo una
coreografía en silla de ruedas, una presentación excelente. Lo físico no es
impedimento, sin brazos o piernas la dedicación hace maravillas, hay danza y
teatro para invidentes, también pueden leer partituras en braille. De una
andadera se pueden levantar a bailar, esto me hizo reforzar la idea de que la
danza es para todos en cualquier edad.
“He visto milagros de personas de la tercera edad que
caminan al ejercitarse con la danza.
“La Reina Isabel I, tenía un amante con el que se
metía en un salón y bailaban con gallardía, se agitaban, todo eso hace la
danza, es un encuentro.
“Siempre se debe atender el cuerpo. El alma también
sufre. Hay riesgos de lastimarse en la danza, teatro, música”.
En un encuentro a la distancia con el maestro Schwartz,
su voz nos revela entusiasmo, fuerza y pasión al abordar su adolescencia en la
que nos comparte:
“El inicio fue con pantalones apretados, zapatos de
torero, comencé haciendo ballet con el maestro Pedro de la Sota (puerto de
Veracruz), acumulando conocimiento. Era un muchacho inquieto. En la
adolescencia fui a la escuela municipal de música, una escuela-teatro, sentí
con la danza que me reconciliaba en mi corporalidad, comencé por el ballet a
llenarme de energía, encontré un camino para la vida, nunca más volví a salir
del camino de la danza. Estudiaba y vivía un poco escondido”.
“Viajé de Veracruz a Xalapa, me inscribí en la carrera
de Filosofía, la que abandoné para dedicarme a la danza, entre mis maestros
está Antonio de la Rosa. Luego estudié en la Escuela Nacional de Danza,
audicioné en la Compañía Nacional en la que me aceptaron como becario.
En su formación, tiene presente al maestro Sanders,
quien le hizo sacar lo mejor como intérprete en la Compañía Nacional de Danza.
De Francis, gran mentor, aprendió la manera de ver el mundo, la coreografía.
Con Rodolfo Reyes en el Ballet Contemporáneo de Xalapa, aprendió de la relación
con el entorno social.
“Siempre he sido rabiosamente autodidacta, me enriquece
como bailarín. Entre mis compañeros tuve esta capacidad de liderar, hacerme
maestro, luego funcionario, buena parte de mi vida en la Facultad de Danza de
la Universidad Veracruzana desde 1975 a la fecha, como director en dos periodos
(1980-1986), (1990-1994)”.
El maestro Schwartz es director artístico desde 1986
de la Compañía de Danza Módulo. Director en la Escuela Nacional de Danza
Clásica y Contemporánea (1994-2000). Director en el Centro Veracruzano de las
Artes “Hugo Arguelles (2007-2010). Director del Centro Cultural Atarazanas del
IVEC (2010-2014).
La danza también lo llevó a países como Guatemala,
Brasil y El Salvador.
“Su inclinación
a un pensamiento abiertamente de izquierda y tras el movimiento del 68´, por
aquellos años le acarrearon que no pudiera trabajar en algunos espacios,
abriéndose puertas en otros.
“Siempre he sido fiel a la danza en diferentes y
grandes compañías trabajando con Silvia Pinal, actuando en teatro y comedia
musical cada noche durante largas temporadas en “El violinista en el tejado” y
“El hombre de la mancha”.
“Sobreviví al Covid con la danza, doble razón de estar
feliz. Este año en el Día Internacional de la Danza en Ciudad de México, en
Xalapa como en distintos espacios de nuestro país, hubo actividades
presenciales y talleres, una clara señal que salimos del confinamiento. Es
corre y vuela, el mundo gira, en alguna parte del planeta se está danzando,
presente en la vida de la humanidad.
Entre las gratas y emocionantes memorias del maestro
Alejandro está haber tomado por asalto a las instalaciones universitarias con
las coreografías, acudir a la Facultad de Música, Artes Plásticas, donde bailaron,
así que a partir del año siguiente se estableció que se montaría en el patio un
escenario en la Unidad de Artes, para unirse en el Día Internacional de la
Danza, y ser parte de las actividades, también en los teatros, donde los seres
humanos se unen, porque somos seres danzantes, expresa.
“Tengo un hijo bailarín excelente. Estoy muy
satisfecho como maestro de la Facultad de Danza de la UV”.
“A la fecha me relaciono con los que están vivos de mi
generación”.
“Comparto a mis alumnos que la danza es un campo de
acción maravilloso, toda mi vida la he dedicado a ella”.
“Esto es apasionante. Sigo avanzando en este terreno
que me gusta. Mantener el éxito nos marca, por lo que debemos aprender a
transitar en la vida cotidiana al ritmo de la danza”.