Por: Cristina Padín.
El Verano se despertó y ya clareaba el día. No eran las siete de la mañana y todo era luz y claridad. Desayunó bien, y mucha fruta que es muy importante, y después de coger su preciosa sombrilla azul, salió de la casa con bastante prisa. Recorrió todo el sendero en la gratísima compañía de la música, puro duende y sensación, y alcanzó la plaza. Allí se preparaba ya la Primavera para partir.. y allí se despidieron…
La Primavera: la que enciende el corazón…
El Verano, en cambio, enciende las hogueras.. san Juan, las sardinas, las tardes infinitas, la tradición, el toreo. El Verano es taurino. Muy sereno y humilde. El Verano aborrecía la prepotencia y la soberbia, son asquerosas. Y escuchando pasodobles taurinos se dirigió a las escuelas. Al ser mágico pudo estar en todas a la vez. Allí abrazó a cada estudiante de los que se habían esforzado, a los otros no, y les deseó horas, días y semanas geniales!!
Ahora mismo va a brindar por el atardecer, el primero veraniego. Por un verano muy azul!
Qué felicidad el día que rematan las clases
Aún así: viva el esfuerzo
A cada estudiante que se ha
esforzado
A cada Luis y cada Luisa
A la magia
Al toreo
A Lourdes
A Luis
A los valientes
A Galicia
Al color azul, tan bonito
A la música