Por: Cristina Padín
Y después, en octubre, hablarían de aquellos cuentos de
Septiembre. Todavía no lo hacían porque era agosto… y el calor calentaba las
tierras con furia agitanada y con un ardor desgarrador que parecía calcinar las
pestañas y las entrañas y los sentimientos…
Era denso el calor, sólido, sensual y húmedo.
Septiembre necesitaba relatos…
Y es porque a veces se necesitan besos y a veces versos… y
casi siempre cuentos. Y eso le sucedía a Septiembre, que gestaba sus propias
batallas armado con las armas del Renacimiento: la cultura, la sensatez, las
letras, el sentidiño, la emoción y la verdad. Y los escritores lo sabían.
Aquella noche en la alameda compusieron a varias manos el
cuento de la valentía..
Y anunciaron que continuarían relatando los cuentos de y
para Septiembre. Con alma torera y valor sincero.. y con brisa andaluza.
A los cuentos
A septiembre
A los que traen brisas andaluzas
Al sentidiño
A T, a F, a JC, a B
A mi querido Luis
Al toreo
A mi querido Juli
A las letras
A la valentía
Y a los cuentos