Por: Cristina Padín
Castigaron a la aldea, era preciosa y había en ella un
castillo, durante un mes. En ese mes entró en ella el Gobernador. Era vil y
zafio.. adoraba los halagos y no toleraba las críticas.. de los libros le
disgustaban las letras.. jamás escuchaba música y era un ser obsesivo y despiadado,
con rostro de ave de presa.
Durante los días en los que estuvo vigente aquel castigo tan
absurdo alguna gente trató de hacer cosas útiles. Prohibieron el vino y la
gente se organizó para guardar botellas en dependencias del castillo. Quisieron
algunas personas salvar cosas interesantes. Porque iban a quemar recuerdos..
Algunos optaron por rescatar espejos…
Los valientes, capitaneados por un hombre muy sereno y
valiente, salvaron libros…
Hoy un familiar de ese hombre posee muchos de aquellos
tesoros que eran hojas con letras. Los libros rescatados. Uno versa sobre
Manolete. Es un volumen de cuentos sobre esa gran figura del toreo. Lo expone
esta semana en un centro cultural. La cultura hay que apreciarla y compartirla.
A la memoria de Manolete
Al toreo
A los castillos con historia
A las personas valientes. Admiro siempre la valentía
A los libros
A los cuentos
A las personas que aprecian la cultura
A mi Luis
A Lorena en el pre-cumpleaños
A los gobernadores como el de la historia no, son horrendos