Por: Cristina Padín
Se miraron durante todo agosto. Se situaba la Inteligencia
en la punta más bella de la playa, donde el sol siempre se quedaba un rato más
antes de retirarse a descansar en su cielo azul y plateado. La Soberbia se
colocaba en los lugares centrales del arenal, ávida siempre de protagonismo y
de notoriedad. Lo presumía todo.. porque no tenía nada.
La Soberbia era inculta. Verde de envidia..
Llegaba el día 30… con su nostalgia melancólica y los días
que se van acortando.. con su sabor a uva y a calor terroso, férreo. Y la
Cordura pensó que Inteligencia y Soberbia tenían que resolver sus diferencias.
Citó q cada una en el parque para que en diez minutos ambas explicaran sus
pareceres. La Inteligencia llegó. Habló, convenció…
Dos horas después la Soberbia sigue pavoneándose… necesita
halagos.. necesita que se note su presencia…
Esa tarde del 30 de agosto la Cordura entendió que donde hay
soberbia jamàs hay inteligencia… y se sirvió una copa de vino y disfrutó las
faenas de El Juli. Torero torero!
A la inteligencia y a los propuestas solventes
Por un mundo sin soberbia
A los 30 de agostp
A mi querido Luis
A mi querido Juli
A la perfecta familia de Juli
Al sol. Adoro sol
A la cordura
A mis queridos Jm, Jm, C, M y Jm
A los valientes