Los últimos casos en Girona y Pontevedra han sido los últimos, pero no los únicos de una sentencia que cada vez es más frecuente en España. La de jueces que eximen a padres divorciados de seguir pagando una pensión a sus hijos mayores de edad, que se han terminado convirtiendo en ejemplos perfectos de esa maldición social de nuestro tiempo: los famosos ‘ninis’.
Se trata de jóvenes que ni estudian, ni trabajan y además tampoco tienen ningún tipo de aspiración, salvo seguir viviendo del dinero de papi y mami. Una realidad que ha recogido el periódico británico The Guardian y en un artículo publicado en su web no ha dejado títere con cabeza.
Por un lado, pone el foco en el egoísmo de los padres; y por el otro se fija en la desidia de los hijos. A modo global, una crítica feroz a la sociedad española.
No olvidemos que el país tiene una tasa de desempleo juvenil del 45,3%, la segunda mayor de la UE y que muestra que prácticamente la mitad de los jóvenes está trabajando, mientras que la otra no lo está. Algunos se marchan fuera, otros siguen estudiando y hay un grupo que se dedica a no hacer absolutamente nada, simplemente a dejar la vida pasar mientras que siguen recibiendo dinero de sus padres.
El periódico británico realiza un formato de pregunta y respuesta para describir la situación y en lo que se refiere a los progenitores sugiere que “han encontrado la manera de fingir que están enfadados para lograr que sus hijos se vayan”.
Sin embargo, la frase más dura, y al mismo tiempo irónica, es en la que The Guardian dice que los padres pagan la manutención por amor, pero que si “es más barato, también es amor”, recordando que los españoles tienen grandes dificultades para encontrar empleo, por lo que quizás no sea justo que algunos padres no quieran pagar la alimentación de los hijos. Además, asegura que los ‘ninis’ son para los progenitores“gorrones perezosos”.
Pero no es la única crítica que les cae a estos mayores de 18 que no saben qué hacer con su vida. El rotativo describe su apariencia como personas “bien descansadas que se alimentan, se visten y tienen casa a cambio de nada” y sugiere que piensan que viven en hoteles en lugar de intentar colaborar con la casa.
¿Crítica injusta o una certera manera de ver la situación de España? La pregunta está en el aire.
