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Jorge Fernández Menéndez
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Los idus de agosto

Por Jorge Fernández Menéndez

Para mi padre Emilio que se fue, hace ya ocho años, con su optimismo intacto.

Agosto ha comenzado con muchas malas noticias y con el sentimiento de que, pasadas las vacaciones, podemos encontrarnos con un país donde las cosas pueden estar peor de lo que se esperaba. Extraño, porque en agosto se suele preparar el terreno para que el Presidente, en los hechos, comience el año político con su informe, en esta ocasión ya el cuarto, que nos coloca muy avanzados en los procesos de sucesión presidencial. Antes se decía que el cuarto año, es el de mayor poder presidencial. Éste pintó como, especialmente, complejo, por razones internas y externas.
Lo cierto es que se advierten nubarrones tanto en la política como en la economía. Hagamos un rápido recuento: el lunes se dio la mayor alza a las gasolinas desde hace más de una década. Es verdad que había una suerte de banda de flotación para fijar su precio, pero lo cierto es que se alcanzó el límite máximo de la misma. Y eso ocurre cuando los precios del petróleo están en niveles mínimos. La luz también ha subido este mes en forma importante. Qué bueno que la CFE, durante la gestión de Enrique Ochoa, ahora al frente del Partido Revolucionario Institucional, tuvo por primera vez en años, un semestre con un superávit de 106 mil millones de pesos en el primer semestre del año y Jaime Francisco Hernández, designado ayer como nuevo titular de la empresa energética, sin duda, le dará continuidad a ese proceso, pero el hecho es que el aumento a los precios de las gasolinas y la luz va a repercutir en la inflación y en el costo de la vida. Y las expectativas de crecimiento han bajado mientras crece la devaluación del peso frente al dólar.
Es verdad que ante la coyuntura internacional, la economía local muestra números bastante aceptables, pero también se debe reconocer que tanto las oposiciones como la gente ven esos aumentos como un alza de impuestos disfrazada, y de alguna forma lo son.
En lo político, lo que ocurre con la CNTE es desconcertante. Continúan las negociaciones, estamos a menos de tres semanas del comienzo de las clases y parece que no sucediera nada, más allá de que, evidentemente, se le están haciendo, una y otra vez, concesiones a la Coordinadora sin que no se ve una sola acción de reciprocidad. Continúan los bloqueos de caminos, las acciones violentas, los secuestros de camiones, tráileres y mercancías, los aeropuertos bloqueados. Lentamente todos los detenidos por diversos delitos relacionados con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación están recuperando su libertad y según la propia Coordinadora tienen acuerdos para reactivar las cuentas congeladas al sindicato, para liberar a todos los dirigentes, comenzando por Rubén Núñez, para reinstalar a todos los que se negaron a participar en la evaluación o por acumulación de faltas (sólo de la Sección 22 son seis mil de sus afiliados), pagar los salarios retenidos a los comisionados y además realizar un foro para presentar su propio modelo educativo, paralelo al organizado por la Secretaría de Educación Pública. Salvo la realización del foro, nada de lo otro ha sido confirmado por la Secretaría de Gobernación, pero si fuera así estaríamos, en los hechos ante la cancelación de la Reforma Educativa, por lo menos, y, paradójicamente, en los estados más pobres del país. Puede ser que todos esos supuestos acuerdos sean un invento de la CNTE, pero el hecho es que no existe otra información como para evaluar si son o no verdad. Y eso desconcierta.

El fin de semana pasado fue el peor en términos de violencia: 105 personas asesinadas en 17 estados del país. Entre ellos, hechos terribles como el asesinato e incineración de diez personas en Cuitzeo, Michoacán. Pero más terrible aún es que las propias autoridades locales confirmaron que detrás de ello está el presidente municipal de Álvaro Obregón y su policía. Pero hay que ir más allá aún: cuando Juan Carlos Arreygue Núñez, el ahora detenido presidente municipal, fue presentado por el PRD como candidato, fue advertido por las autoridades federales de que tenía vínculos con Los Templarios. El Partido de la Revolución Democrática lo desechó, pero llegó el PT y lo hizo suyo. Y ganó las elecciones. Ahora sabemos que ordenó asesinar e incinerar a diez personas por conflictos de narcomenudeo.

Y hablando de presidentes municipales, el martes pasado fue asesinado otro alcalde. José Santamaría Zavala, presidente municipal de Huehuetlán El Grande, Puebla fue muerto a balazos en la madrugada, cuando manejaba en la carretera que conduce a la localidad de San Agustín Ahuehuetla. No se sabe cuál fue el móvil, pero eso importa cada día menos. Este mismo fin de semana un joven de 17 años, mató y desmembró a tres de sus amigos en Milpa Alta, en la CDMX, porque dice que miraban con lascivia a su novia. La violencia, más allá del narcotráfico, ya está entre nosotros. Y a mayor impunidad mayor violencia.

Hay un refrán español que dice que “agosto tiene la culpa, en septiembre viene la pulpa”. A ver este agosto qué nos deja.

Jorge Fernández Menéndez
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