Érase una vez, comienzo tradicional de tantos cuentos, una lámpara abandonada en aquella habitaciòn de arriba… Como ya ha sucedido en otros cuentos los niños se juntaron y la frotaron, y de ella saliò un genio. Se trataba de alguien normal, con apariencia normal, un ser de mirada franca y noble, de corazòn limpio y puro…
Los pequeños aplaudieron emocionados! Qué aventura! Enero estaba frío, y después de la dorada Navidad y de la mágica noche de Reyes, el retorno a la rutina escolar se hacía un poco duro… Un genio era estupendo! Pronto le pidieron tebeos, zapatillas de deporte, dos muletas, un capote, un caballo, una falda de hada…
El genio les aclarò con su voz clara y alegre que su misiòn no era la de repartir regalos. Sí era la de conceder deseos, pero no deseos deseados al tuntún. Les hablò del esfuerzo, de la verdad, de la ilusiòn y la esperanza, del día a día, de la importancia del trabajo… y les animò a anhelar cosas por las que al mismo tiempo lucharan y pelearan…
Ellos comprendieron y se marcharon a hacer los deberes… Pronto llegaría el fin de semana: campo para torear, pista de patinaje, cine… mil planes!
Dedicado a genios
Dedicado a Lorca
Dedicado a mi amigo Pablo, por el asombro
Dedicado a Luisito
