Carlos Capetillo Campos
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El jueves de la semana pasada se supo que el candidato del PRI sería Mauricio Sahuí Rivero, hasta ese entonces secretario de Desarrollo Social del Gobierno del Estado, quien a pesar de estar siempre en la cartera de posibles, su designación por parte del CEN del PRI llamó la atención y despertó las especulaciones de siempre, buscando las razones por las cuales si y por las cuales no los demás y los padrinazgos de cada quien que, aunque especulaciones inútiles, ocupan tiempo.
Y todos los yucatecos saben con certeza qué capital tiene cada uno de los aspirantes y sus relaciones al nivel que se necesita para obtener la aprobación a sus aspiraciones, y desde que se perfiló a José Antonio Meade como el candidato del PRI a la Presidencia de la República se observó con más atención al Secretario de Desarrollo Social y su tarea en el Estado bajo la dirección del Gobernador.
Y así resultó. El candidato a Presidente de la República seguramente valoró su trabajo y estimó que el más adecuado para gobernar Yucatán 2018-2024 es Mauricio Sahuí Rivero.
Y los lectores de los medios, se enteraban de los esfuerzos de todos los que aspiran a un nuevo cargo de elección popular, en su trabajo con los ciudadanos de todos y cada uno de municipios, con las organizaciones sociales, políticas y no gubernamentales, en fin, fue un esfuerzo sin antecedentes de esa magnitud.
Y siempre manifestamos que todos llegaron a esa etapa con una presencia muy importante ante la sociedad.
Y siempre preocupa la reacción de quienes no llegaron, precisamente por la fuerza política que adquirieron, sin embargo en esta ocasión, todos los aspirantes son políticos y personas inteligentes, con una madurez muy fortalecida por su experiencia política y que sabe que el PRI les dio las oportunidades de su desarrollo político y personal y con valores de lealtad y de convicción a sus ideales partidista así como el respeto a su palabra, se incorporaran en responsabilidades importantes en el próximo gobierno tanto de la República como del Estado.
Desde luego han surgido recuerdos del pasado con los que se busca criticar al abanderado del PRI, cosa que desde luego será una constante en el desarrollo de la campaña y no es nada que extrañe, son las tácticas de siempre, nada nuevo bajo el sol.
Los yucatecos siempre se han caracterizado por analizar su voto, a quién se lo dan, quiénes lo rodean, cuáles son sus intereses y en este campo el candidato debe tener mucho cuidado, debe tener presente que no hay refrán perdido y uno dice: “dime con quién andas y te diré quién eres”.
La soberbia ha sido “el talón de Aquiles” de los políticos y eso de que a mí no me va a pasar, les pasa y peor.
Hay que aceptar la crítica razonada, bien sustentada. En cada acto verbal, escrito o de acción, deben ser honesto, respetar su palabra.
Y sigo creyendo que es más fácil hacer a las personas inteligentes sus amigos, que hacer inteligentes a sus amigos.
Sus colaboradores deben tener valores similares en cuanto a lo que sociedad exige, honestidad tanto de pensamiento como de acción, cumplir estrictamente con lo que se promete, cumplir fielmente y respetar, pero también, hacer cumplir y respetar las leyes.
Escuchar, escuchar siempre la voz del pueblo, no olvidar que, aunque sean los gobernantes son a la vez sus servidores, que todos los ciudadanos cualesquiera que sea su nivel económico, social y su género son mexicanos de Yucatán que, con su esfuerzo, contribuyen al desarrollo de la Patria.
Por lo pronto la primera visita de José Antonio Meade en compañía de Mauricio Sahuí ante la clase política, los aspirantes, los empresarios y la militancia priista, se sintió el entusiasmo y sobre todo el grado de aceptación que el actual Gobernador Rolando Zapata Bello tiene en su quinto año de gobierno, como resultado de sus logros en la conducción del Estado.
Te saludo cordialmente.
