El comisionado de la NBA, Adam Silver, afirmó este lunes que se alcanzará un nuevo convenio colectivo con las jugadoras de la WNBA, pero reconoció que existen tensiones que deben ser atendidas con urgencia, especialmente tras las recientes críticas dirigidas a la comisionada Cathy Engelbert.
“La WNBA está atravesando dificultades iniciales, y es lamentable que esto ocurra justo cuando sus partidos más importantes y sus Finales se están disputando”, expresó Silver, en referencia a los comentarios de la jugadora Napheesa Collier, de las Minnesota Lynx, quien señaló la semana pasada que la liga tiene el “peor liderazgo del mundo”.
Las declaraciones de Collier coincidieron con el inicio de las Finales de la WNBA entre Las Vegas Aces y las Phoenix Mercury, lo que encendió aún más el debate sobre el rumbo de la liga femenina de baloncesto. La atleta, una de las candidatas al premio MVP, dejó entrever su descontento con la gestión actual, situación que Silver considera necesario resolver. “Tenemos que sentarnos con las jugadoras y negociar un nuevo convenio colectivo”, agregó el comisionado.
Engelbert, por su parte, manifestó su disposición a alcanzar un acuerdo, aunque señaló que este no necesariamente se concretará antes de la fecha límite del 31 de octubre. Se prevé que esta semana comiencen las reuniones formales entre representantes de la liga y la asociación de jugadoras.
Según Silver, el descontento de las deportistas no se limita a cuestiones contractuales. “Cathy Engelbert ha liderado un crecimiento histórico en la liga, pero no cabe duda de que hay problemas que debemos abordar con nuestras jugadoras, no solo económicos”, afirmó. “También hay problemas de relación. Confío en que podremos solucionarlos con el tiempo y que esta liga pueda seguir en la trayectoria de crecimiento que lleva actualmente”.
El crecimiento de la liga ha sido notable en las últimas temporadas, impulsado en parte por figuras como Caitlin Clark y Angel Reese. Sin embargo, las críticas apuntan a que el avance institucional no ha ido al ritmo del crecimiento deportivo ni del interés mediático.
Derek Fisher, exjugador de la NBA y exentrenador en la WNBA, opinó sobre la tensión actual. “No es lo habitual, pero esa era la sensación muchas veces”, dijo, en referencia al tono de las declaraciones de Collier. Fisher, quien lideró la Asociación Nacional de Jugadores de Baloncesto (NBPA) durante el paro laboral de 2011, consideró que las negociaciones suelen ir acompañadas de “desconfianza, malentendidos debido a la falta de comunicación o la mala comunicación”.
Silver, no obstante, se mostró firme en su compromiso. “Llegaremos a un acuerdo con las jugadoras”, declaró. “Queda mucho trabajo por hacer, pero, por supuesto, conseguiremos un nuevo convenio colectivo”.
Fisher también advirtió que las jugadoras sienten que no han sido valoradas de forma adecuada por la directiva de la WNBA. “La W podría haber llegado a este punto antes. Caitlin Clark y Angel Reese, en cierto modo, reaceleraron el crecimiento, pero esta liga siempre ha sido especial”, señaló. “Las jugadoras simplemente están diciendo que no podemos permitir algunas de las cosas que han ocurrido en nuestros 27 años de historia anteriores”.
Las negociaciones entre ambas partes podrían marcar un punto de inflexión en el desarrollo de la WNBA, que enfrenta no solo una oportunidad de consolidación, sino también el desafío de mejorar el clima interno entre su dirigencia y sus principales protagonistas.
