La Revista

La pareja X: Tienes que cambiar

Santiago Heyser
Santiago Heyser
Sígueme en redes sociales:

De Ser a Ser, por: Santiago Heyser.

Uno de los motivos más frecuentes de conflicto, es que queremos cambiar a nuestra pareja, lo extraño, es que nosotros la aceptamos así, ¿por qué querríamos que cambie?

Sobre el por qué querríamos que nuestra pareja cambie, hay diferentes razones: Porque no hace lo que yo quiero, porque no hace lo que espero que haga, porque no se comporta como alguien de su edad, porque desde mi punto de vista no pone atención a sus deberes, y el que resume a todos los anteriores, porque no es como yo quiero. El punto es que ninguna de estas respuestas o cualquier otra que tengas en mente es un argumento válido; porque, si partimos de la premisa de que todos somos seres libres e independientes que tenemos el derecho de hacer con nuestras vidas lo que queramos, pretender cambiar a quién decimos querer contradice esa libertad y por ende, al ser el amor algo que florece en libertad, es un contrasentido con el amor que decimos profesar a nuestro(a) compañero(a).

La libertad a ser y decidir cómo vivir, siempre y cuando se mantenga el respeto hacia la libertad que tienen los demás, el cuidado de nuestro entorno y recursos, y actuemos dentro de la legalidad, es un derecho que conlleva una responsabilidad personal, pero finalmente un derecho que nadie debe coartar o cuestionar.

Pretender cambiar a nuestra pareja por cualquier medio, ya sea manipulación, chantaje o por la fuerza, es un esfuerzo inútil, incorrecto e inmoral que siempre acabará en conflicto, de hecho, es probable que ya te hayas dado cuenta de esto si alguna vez lo has intentado.

Lo que hay que reflexionar es: ¿de dónde sacamos la idea de que nosotros estamos en lo correcto y nuestro(a) compañero(a) no o porque creemos tener el derecho a imponer nuestro criterio respecto a la forma como otra persona quiere vivir? Nadie tiene tal potestad, la experiencia de la vida es subjetiva y el derecho a vivir de una u otra forma parte de nuestra individualidad y forma de ser, moldeada por aspectos culturales, religiosos y familiares a través de nuestras vidas, eso es algo personal, como los son las experiencias individuales y las historias que han forjado nuestra personalidad y carácter, nuestros hábitos y costumbres, nuestros deseos y nuestros temores, nuestras ambiciones y sueños. Lo que para alguien está bien, para otra persona puede estar mal, pero eso no le da el derecho a imponer su criterio. Todos hemos sido testigos de situaciones como esta, inclusive, llega a pasar que la razón por la que le caemos bien a alguien es justo la razón por la que le caemos mal a otra persona. También sucede que con el paso del tiempo, lo que antes me gustaba en una persona, ahora ya no, lo que antes aprobaba ahora lo rechazo o lo que antes me parecía bien, ahora me parece mal. Pretender que la pareja cambie para complacernos o porque creemos saber que es “lo correcto” o “lo mejor” es un error que no tenemos derecho a cometer y que obvio, nos traerá conflictos.

La pareja es compañero(a) de vida porque lo decidimos libremente, no nos pertenece, y tampoco somos su mamá o su papá o autoridad para imponerle que debe o no hacer, ni cuando hacerlo, como debe de comportarse, en qué cosas tiene que cambiar, o si le damos o no permiso de hacer tal cosa. La clave está en la aceptación total, somos seres completos, con lo que nos encanta de alguien así como con lo que no nos gusta tanto. Querer quedarnos con lo que nos gusta y pretender modificar y cambiar lo que no nos gusta es una pretensión infantil y poco realista.

Si la forma de pensar, actuar o comportarse de nuestra pareja ya no nos gusta como para seguir juntos compartiendo nuestra vida, lo único a lo que tenemos derecho es a separarnos, al entender y asimilar que la relación terminó, lo que no nos da derecho a pretender o intentar cambiar a nuestra pareja. Cualquier esfuerzo, normalmente impulsado por nuestros sentimientos, por dependencia, por costumbres, por reglas familiares, sociales o religiosas, o porque creemos que tenemos la razón, para continuar la relación e intentar convencer a nuestra pareja para que cambie, solo llevará a un mayor desgaste en una relación ya terminada, que no necesariamente tiene que concluir en conflicto, sino que podría transitar hacia una amistad respetuosa, cimentada en el diálogo y el mutuo respeto, si no tratáramos de imponer nuestra voluntad… ¡Así de sencillo!

Un saludo, una reflexión.

Twitter: @SantiagoHeyser
Correo: heyser@deseraser.mx

Santiago Heyser
Santiago Heyser
Sígueme en redes sociales:

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último