La Revista

La realidad del IV Informe de Gobierno aleja a México de la autosuficiencia alimentaria

Facetas de México, por: Jorge Martínez Cedillo. 

  • La política de la 4T hacia el campo cada vez más lejos de la productividad.
  • En importaciones de maíz de Estados Unidos el país gastó casi 5 mil millones de dólares en 2021.

El tema del campo
mexicano, del que depende el objetivo central de la autosuficiencia
alimentaria, mereció solo tres párrafos en el informe leído por el Presidente
López Obrador en Palacio Nacional. Una referencia a los precios de garantía, la
distribución de fertilizantes y a cifras del crecimiento del sector
agropecuario, pero una revisión en los anexos del informe nos dice por qué la
política de la 4T hacia el campo nos aleja cada vez más de la productividad,
sin la cual, será imposible lograr un objetivo clave de este gobierno.

En primer lugar, el
informe nos dice que “el eje rector” de la política de autosuficiencia alimentaria
“y rescate del campo” (no se nos dice rescatarlo de qué, pero todo nos señala
que no es de la baja productividad) es el “reconocimiento del potencial
productivo” de los pequeños y medianos productores que contribuyen en más del
50% de la producción.

Sin embargo, cuando
uno revisa qué políticas fueron aplicadas para actualizar “el potencial
productivo” de los productores pequeños y medianos vemos que el gobierno se
refiere a las políticas asistencialistas concentradas en el “Programa para la
Producción para el Bienestar” pero no nos informa cómo o de qué manera dicho
programa aumentó la producción agrícola. Más bien se nos ofrecen cifras de lo
que producirá ¡en tiempo futuro!, diciendo que “se aumentará la producción en 2
millones de toneladas de maíz promedio” o que el Programa Sembrando Vida
“aumentará la producción en 809 mil toneladas de maíz…y se producirán 1.5
millones de toneladas de abono sólido…” y así, lo que en realidad vende el
Informe es una especie de realidad futurista alternativa del campo (p. 447 de
los anexos).

Sin embargo, a pesar
de que “el eje rector” de la política del campo es el pequeño y mediano
productor, el informe orgullosamente nos reporta cifras del crecimiento del PIB
agropecuario (no nos da la cifra anual, sino la del último trimestre del año
pasado en el que creció 4.6% respecto al mismo trimestre del año anterior) y
que en el primer trimestre tuvo un crecimiento del 1.9%. Lo más interesante es
que también el Informe reporta el superávit de la balanza agroalimentaria (4
mil 757 millones de dólares) sin, por supuesto, mencionar que esto fue
resultado del sector más moderno de la agricultura, que opera con un modelo de
producción a gran escala, y que la 4T quiere desplazar a toda costa tratando de
imponer lo que llaman un “modelo agroecológico” en el campo.

En segundo lugar, y relacionado con este último punto,
el gobierno sigue limitando y cuestionando el uso de los productos
fitosanitarios, lo que en la ideología y  narrativa de los funcionarios talibanes llaman
“agrotóxicos”, sin importarles las advertencias del Consejo Nacional
Agropecuario, respaldadas por las de la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) y la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la OCDE, en el sentido de que entre
un 30 a 40% de la producción agrícola potencial del mundo se
pierde anualmente debido a las malezas, plagas y enfermedades y que las
pérdidas podrían duplicarse sin el uso de herramientas de manejo de plagas.

Esta advertencia es algo que a la 4T le
tiene sin cuidado, más aún si se considera el hecho de que faltan 17 meses para que concluya el plazo para la
sustitución del glifosato, el herbicida más eficaz, barato y utilizado en el
mundo, de acuerdo al decreto presidencial del 31 de diciembre de 2021 y que
ordena al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Conacyt, coordinar las
investigaciones para la sustitución del glifosato.

Pero ¿qué nos informa el Conacyt de sus
investigaciones científicas para encontrar alternativas al glifosato? Nada. Lo
que nos reporta es un programa de capacitación para promover la agroecología,
llamado “Pies Agiles”, que forma parte del “Programa Interinstitucional de
Especialidad en Soberanías Alimentarias”, un título tan ampuloso, como magros
los resultados que reporta: el otorgamiento de becas a 288 estudiantes para que
promuevan la agroecología en pequeñas comunidades que producen para el
autoconsumo.

Además, el Conacyt reporta que se dieron apoyos a
centros de investigación, sin precisar cantidades, y nos reporta ¡un webinario”!
que se impartió en el marco del “Día nacional del maíz”.  La irrelevancia de estos reportes se acentúa
si se toma en cuenta que Bayer invertirá, en un plazo de diez años, más de 5
mil millones de dólares para encontrar una alternativa al glifosato, que, por
cierto, sigue usándose en más de 120 países en el mundo. Pero la realidad alternativa de la 4T nos vende
que, promoviendo la agroecología, se podrá lograr la autosuficiencia
alimentaria.

En general, lo que se aprecia en el IV informe son un
conjunto de acciones de carácter asistencial a pequeños productores, pero sin
que en realidad se les otorgue los instrumentos técnicos y modernos necesarios
para aumentar la producción que tanto requiere el país para lograr aumentar la
productividad en el campo.

Dos datos reveladores que, por supuesto, no están en
el IV Informe: El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA por sus
siglas en inglés) reporta que las compras mexicanas de productos agrícolas de
Estados Unidos aumentaron 31.6% en 2021, frente a 2019 y sumaron 26 mil 500
millones de dólares, una cifra que representa más del doble del costo de la refinería
Dos Bocas y de lo que gastará la 4T este año en las pensiones para adultos
mayores. Solo en importaciones de maíz de Estados
Unidos el país gastó casi 5 mil millones de dólares en 2021, por no hablar de
la dependencia de fertilizantes (importamos el 62% del total que consumimos el
año pasado) y que el informe presume que se distribuyeron 180 mil toneladas,
una cantidad mínima a la luz de lo que consumió el país el año pasado, que
fueron 6.5 millones de toneladas.

De quién gane en el choque entre la
realidad alternativa de la 4T y de la realidad que se vive en el campo,
dependerá cuánto tardaremos en encontrar el camino que logre tener un campo más
productivo y no el de una realidad alternativa.

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