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𝗗𝗼𝗻 𝗥𝗮𝗳𝗮𝗲𝗹 𝗖𝗮𝘁𝘇í𝗻 𝗩𝗲𝗿𝗴𝗮𝗿𝗮”𝗘𝗹 𝗽𝗲𝗹𝘂𝗾𝘂𝗲𝗿𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗘𝘀𝘁𝗿𝗲𝗹𝗹𝗮𝘀”

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El pasado dos de julio falleció don Rafael Catzín Vergara, célebre propietario de la peluquería “Le Parisien”, en Mérida, Yucatán.

Don “Rach”, como le llamamos clientes y amigos, inició su larga trayectoria de más de cinco décadas, en la calle 63 por 62 del centro histórico, en un local de la planta baja del edificio ‘Emilio Seijo’.

La ubicación estratégica de “La Sevillana”, en el corazón de la blanca Mérida, donde abundaban los cafés y las conocidas cantinas, que eran frecuentadas por distinguidos parroquianos, muchos de ellos personajes de la vida pública regional de su tiempo; políticos, comerciantes, intelectuales, artistas, banqueros, periodistas, locutores, empresarios de la radiodifusión y más de un gobernador del estado y rector de la Universidad de Yucatán, hoy Autónoma, se pusieron en las manos del conocido estilista.

Conocí a don “Rach” cuando tenía 12 años y acompañaba a mi abuelo materno, Alberto Pat López “El trovador romántico”, a cortarse el cabello a “Le Parisien”, en la Colonia Nueva Alemán, donde se ubica actualmente.

Desde entonces comencé a frecuentarlo. El corte de cabello con don Rafael iba acompañado de las anécdotas con los varios personajes a los que había podido servir gracias a su oficio.

En una de tantas conversaciones me compartió un relato en el que, mi abuelo paterno, Alfonso Rosado y Espinosa, le llamó para pedirle que atendiera a don Manuel Espinosa Yglesias, por entonces Director General y Presidente del Consejo de Administración de Bancomer, de quién se volvería su peluquero de cabecera en todos los viajes que realizaría a la Península.

La última ocasión que charlamos fue en septiembre del año pasado, poco antes de trasladarme a la Ciudad de México.

Lo visité para pedirle que me dejara grabar las historias que consideraba dignas de rememorar cuando ya no estuviera. Para tristeza mía y de muchos, eso ya no será posible.

Con don Rafael se va una tradición cuyo pilar fue la atención personalizada y el conocimiento a detalle de los aspectos importantes de la vida de cada cliente que dotaban a nuestro personaje de una asertividad poco vista en nuestros días.

Extrañaremos su trato amable y deferente, correspondiente a la categoría de su clientela, su buen gesto, su costumbre de promover a sus amigos y vincularlos entre sí, cosas que sólo un peluquero, artista de su oficio, pudo construir al paso del tiempo.

Descanse en paz don Rafael Catzín Vergara, “El peluquero de las Estrellas”.

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