El Ejército sirio ha confirmado la retirada de sus tropas de la estratégica ciudad de Hama tras intensos combates con facciones islamistas, lideradas por el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS). Según un comunicado oficial, esta decisión se tomó “para preservar las vidas de los civiles de la ciudad de Hama y evitar combates urbanos”.
La ofensiva rebelde se produce días después de la captura de Alepo, la segunda ciudad más grande de Siria, lo que ha permitido a los insurgentes avanzar hacia el sur. La retirada del ejército de Hama marca una significativa pérdida territorial para el régimen de Bashar al-Assad, que no había cedido esta ciudad desde el inicio del conflicto en 2011.
Testigos informan que los rebeldes han tomado el control de varias áreas dentro de Hama, incluyendo la prisión central, donde liberaron a cientos de prisioneros. Además, se han reportado enfrentamientos en las calles entre las fuerzas gubernamentales y los insurgentes.
La caída de Hama tiene un profundo simbolismo, ya que fue escenario de una insurrección en 1982 que fue brutalmente reprimida por el entonces presidente Hafez al-Assad, padre del actual mandatario. Con la pérdida de Hama, Homs se convierte en la última ciudad importante que separa a los rebeldes de la capital, Damasco.
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la escalada del conflicto. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha instado a una solución política para poner fin a la guerra civil en Siria, destacando que “decenas de miles de civiles están en riesgo en una región ya en llamas”.
