El volante que iba al final de un majestuoso vestido rojo, el que tenía el sabor de Huelva unido a mil cantos de infancia, el que era patio andaluz y balcón y geranio al sol de mayo, el que vestía la fe sincera (la falsa es más feo que la fealdad), el que rezaba en silencio delante del Señor del Gran Poder, el que era abril (yo no sé la razón pero mucho de lo que es bonito es abril), el que tenía el arte y el compás de El Pele, el que cantaba a España coplas y canciones de amor, el que enamoraba a Sevilla y se enamoraba en Sevilla y de Sevilla (enamorarse en Sevilla es único), el que leía novelas de otros tiempos y también de estos, el que bailaba en la feria, el que nacía de las manos tan creadoras de una mujer de rasga y raza, el que era raza y racial, el que se podría llamar Carmen o Lola o Triana, el que respiraba la Luna de junio y también la de Talavante, el que era volante de volantes como Manzanares era maestro de maestros, el que era puro como agua fresca de la fuente, el que era hierbabuena.. ese.. el volante ese… era alma flamenca!
Dedicado a los volantes y a todos los que crean volantes. Ole
A Vicky Martín-Berrocal
A cada persona haciendo cosas con arte. Como mi hermana: Silvia Barca
A El Pele
Al flamenco
A mi Sevilla y mis sevillanos
A Luis
A Carlos
A mi querido mago
Al toreo
