Las elecciones del próximo 6 de junio pondrán a prueba a México. Puede ser una gran prueba, una dura prueba.
Es claro que México no estaba preparado para los despropósitos y barbaridades que observamos hoy. El nivel de polarización, de crispación y de enfrentamiento político y social es un escenario nunca visto en nuestro país y constituye un mal ambiente para el desarrollo de una sociedad democrática y libre.
El daño al ánimo social es inmenso, fruto de lo anterior y del clima de violencia derivada de la inseguridad, así como por efecto de la propia crisis económica (agravada aún más por políticas públicas irresponsables) y como consecuencia adicional de la pandemia. La mezcla de todo no ha sido buena para México.
Recuperar los equilibrios políticos en México en estas elecciones resulta FUNDAMENTAL.
Hoy, más que nunca, requerimos hacer posible la RACIONALIDAD y la RAZONABILIDAD en la toma de decisiones en el quehacer público.
Soy un convencido de que México tiene que tomar DECISIONES RACIONALES, es decir, dotadas de razón, más allá de la ira o la sed de revancha política.
Además de lo anterior, también tengo la convicción de que nuestro país debe tomar DECISIONES RAZONABLES, es decir, que puedan ser aceptables por todos (o cuando menos por la mayoría) en virtud de resultar de obvio beneficio para la comunidad democrática.
Ya mucho se ha dicho en México respecto de su actual LAMENTABLE situación. Hoy toca ir a las urnas con la cabeza serena; con el ánimo de construir un destino distinto y mejor; con la determinación de no dejar en otros la decisión del rumbo del país.
Es hora de promover el voto entre todas las personas de nuestro entorno. Ha llegado la hora de votar. Es momento de no permitir que nada ni nadie nos impida elegir a nuestras autoridades. No es tiempo para el desánimo, ni para el pesimismo paralizante.
Es hora de votar para defender nuestra democracia. Es hora de recuperar la confianza en México. No creo que deba movernos el miedo a presuntos catastrofismos. Ya sabemos de sobra las consecuencias si no somos responsables con nuestro país.
Votemos. Votemos de manera RACIONAL y RAZONABLE. Hagámoslo con total entusiasmo para darle el mejor destino a una nación cuyo nombre aún nos estremece: EL NOMBRE DE MÉXICO.
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