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José Francisco Lopez Vargas
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Por Francisco López Vargas

Vaya que el gobierno federal intenta lavarse la cara de lo que ha sido una gestión errática, por decir lo menos, y que inició con una versión vendida en campaña de que sabían gobernar, no como los otros. Sin embargo, desde la poco afortunada frase de que no hay presidente que se levante de la cama pensando con “cómo joder a México”, hasta la triste realidad de que, al menos ya lo sabemos: se hace sin querer, admite el propio presidente.

La versión presidencial fuerza a pensar que, entonces, las reformas estructurales se hicieron pensando en que serían para bien, pero no se sabía si serían para perjudicar.

Y vaya que las estrategias fueron erráticas: se metió a Elba Esther a prisión para la gran reforma educativa que terminó convirtiéndose en una gesta de violencia, de desaparecidos y hasta de privilegios truncos que el propio gobierno concedió y que sigue sin lograr erradicar como sucede en Oaxaca, Chiapas, Guerrero o Michoacán. ¿Nadie previó la resistencia a esa gran reforma indispensable pero mal estructurada?

Empero, la visión de los mexicanos en los hechos pareciera contradecir al gobierno federal y, para que sea sólida la idea, verdes, panelistas, panistas, perredistas se suman y los senadores no dejan duda de que joden sin que esa sea su intención –nos aseguran- y admiten a un procurador para nueve años al que meses antes no le permitieron ser magistrado porque no lo consideraron confiable no sólo por priista sino por ser compadre del presidente y una cuota personal narrada con demasiada anticipación y prepotencia.
Hoy, la complicidad pareciera la amalgama, puede ser procurador con la venia de todos y el aplauso del pleno sin que nadie recuerde las razones por las que se negaron a aceptarlo meses antes. Otros, medio Senado, decide que mejor no se queda, otros se quedan y no votan y otros más se suman abyectos como siempre.

El hecho ahí está: Peña no jodió, dice, a nadie pero si evitará que cualquiera pueda hacérselo a él y a su administración, al menos por nueve años.

De nuevo, la visión de la gente es la que se equivoca, se confunde y malinterpreta: no quieren mover a México.

Pero no termina ahí la idea. Los magistrados del Trife serán los que califiquen dos elecciones venideras. La del 2018 y la del 2024, pero eso tampoco trae como intención original joder a nadie sino evitar que se lo hagan a ellos. Es decir, amarrando a los calificadores electorales, priistas, verdes, panistas, panelistas y perredistas, tomados de la mano, evitan que se califique a favor de quien ellos no creen deba ganar y evitar el perjuicio que eso sería para el país.

Después de todo, creyesen que esa vocación de dañar al prójimo sólo la tienen ellos y –pues, como cree usted- no van a permitirle a López Obrador que venga a hacérnoslo a nosotros y, de pasada, a ellos que tanto han hecho por el país. Faltaba más, que para eso se les paga.

Para cuidarnos, claro, no piense usted, que lo hacen para proteger sus privilegios y su reparto de beneficios al margen de todos. Ilusos.

Y cuando casi nos convence el presidente de que no tiene mala voluntad, sale el Fondo Monetario Internacional y nos anuncia que al final de este año, la deuda del sector público de México llegará a 51.9% del Producto Interno Bruto (PIB), la cual se estabilizará al 50.5% hasta 2020.

El organismo publicó un reporte en el que rebajaba las previsiones de crecimiento para el país en 2015 y 2016, y señala que el nivel de deuda de México es sostenible en el mediano plazo, pero el mayor riesgo se encuentra en el porcentaje de acreedores no residentes (extranjeros), que tienen cerca del 52% del total de la deuda. ¿Se imaginan que nos cobren en bola?
Éramos muchos y parió la abuela, pero no lo hizo con dolo ni para perjudicarnos, fue un simple descuido. Se percató que no entendía, que lo que le explicaban del embarazo no ocurre por generación espontánea y tienen que haber dos involucrados, al menos…

Y la sociedad vuelve a vivir lo que siempre ha sido nuestra constante con gobiernos tricolores, al menos desde los años 60´s: crece la deuda, los políticos terminan más ricos, se les descubren enormes fortunas, ranchos, casas, autos, amantes, pero nada de eso se hace con la idea de perjudicar a un pueblo que sigue jodido, será porque así le gusta: rodeados de cáscaras de plátano, manchas de frijol y comiendo tortilla dura. ¿Qué le vamos a hacer? Pinches zarrapastrosos.

Pero la idea tiene que quedar clara: en Campeche le quitaron a Oceanografía los contratos de Pemex porque fue un abuso cómo se lo dieron sus cuates panistas y, por eso, a despojarla y darle esos mismos contratos a los cuates priistas, pero en el camino éstos se echaron para atrás y hoy el error lo pagan los que le trabajaban a la empresa, empleados y proveedores que siguen viendo como se hace justicia contra el depredador de contratos.

Doce años de latrocinio del PAN no pueden justificarse, interrumpieron los más de 80 del PRI y eso es inadmisible, pero no se hace con ganas de perjudicar ni de lesionar a nadie sólo de recuperar lo que la Revolución les dio, faltaba más con esos reaccionarios.

No exageren, no, por favor. Ya ven que comparten el modelo económico y, bueno, hasta los votos de unos sirven para los otros y todos ordenaditos, cuidándose la espalda unos a otros, panistas, perredistas, elbistas conversos, panelistas de nuevo cuño, verdes de abolengo y hasta naranjas amacollados, digo, para darle color.

Mientras si Campeche ve que se desploman sus empleos a más de 30 mil, no se hizo a propósito; si los recortes terminarán por evitar que se haya una recuperación pronta, pues no es adrede; y si los campechanos se molestan y votan en contra, pues ni modos no son más del .34 por ciento de la elección, pero que no nos quiten los dos senadores ni los dos diputados federales, porque no sería justo.

¿Y qué nos dicen de Veracruz? La verdad es que Duarte no se enriqueció para joder a Veracruz sino para armar su fondo de retiro. No vayan a pesar que lo hizo porque le dio 2 mil 500 millones de pesos a Peña Nieto para su campaña ni porque todo lo empezó Fidel Herrera de quien fue tesorero Duarte.

¿Y Tabasco? Pues ahí el drama es del PRD, para qué eligieron a Arturo Núñez que siempre fue de izquierda… ¡¿Cómo, era priista?! Bueno, pero era amigo, no importa el partido.

Y luego hablamos de los Moreira y de Roberto Borge, que de Duarte de Chihuahua ni se acuerdan. En fin, sólo mal interpretan. Ni un gobernador se ha levantado con la idea de hacerse rico desde el erario público. Bueno, ni Ivonne y eso Rolando lo certifica y Mauricio Vila lo avala, que para eso es amigo, ¡joder!

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