Por Yazmín Rodríguez Galaz
Ya pareciera ser un delicado problema para el Ayuntamiento de Mérida, la actitud o irresponsabilidad de las constructoras de andar destruyendo tuberías y zonas de conducción del agua potable, afectando con ello diferentes rumbos y colonias de Mérida y de encima, generando pagos extraordinarios por daños.
Algo anda mal… O no se planearon adecuadamente las obras de construcción de calles y se tomó en cuenta la cuestión del agua potable, o simplemente nadie lo consideró. Resulta más inentendible que así sea cuando que el actual titular de esas obras por parte de la comuna César Bojórquez Zapata, sea un ex director de la JAPAY que se supone conoce a ciencia cierta los riesgos y daños que ocasiona abrir calles sin cuidar tuberías.
De acuerdo a informes de la misma JAPAY, todo parece producto de la falta de coordinación entre la misma JAPAY –que no fue avisada- y el Ayuntamiento de Mérida de extracción panista.
Y no es el caso. La gente votó por el PRI para el gobierno del Estado y por el PAN para el Ayuntamiento de Mérida y espera que ambas autoridades, independientemente de fobias o filias, se pongan de acuerdo y sean eficientes en los servicios que brindan a la sociedad.
De encima los daños y los perjuicios a los habitantes de esas colonias –la Bojórquez- casualmente en dos ocasiones, representan molestia y disgusto de usuarios hacia la misma comuna meridana y su titular Mauricio Vila Dosal.
Todo indica que a alguien se le está dificultando “aporrear” la mano para que su gente cumpla tal cual y lejos de generarle problemas, se los quite de encima.
Aunque el argumento del Ayuntamiento meridano, ha sido que las constructoras asumirán los costos de los daños provocados, ni al caso pensar de qué manera se eligió a esas empresas que están rompiendo calles y construyendo otras, sin importarles qué dañan o qué no.
Algo es cierto, de nada servirán, múltiples obras si finalmente no se realizan en buenos términos y con el mínimo de afectaciones. Los gobiernos no están para explorar ni para experimentar, están para actuar y gobernar adecuadamente.
A decir de cercanos de la JAPAY, debido a las “decorosas” relaciones entre el gobernador Rolando Zapata Bello y el alcalde de Mérida, Mauricio Vila Dosal, es que el asunto no ha pasado a mayores, pero ganas de convertir este asunto en un pleito público más, no ha faltado.
Todo parece que nadie ha reparado o puesto atención al impacto que estas irregularidades o irresponsabilidades pudieran estar causando.
El tiempo pasa y en las mismas colonias ya ven con recelo la presencia de la maquinaria pesada de la comuna meridana, a sabiendas de que en muchos lados ya han acabado dejándoles sin agua potable durante muchas horas y hasta días.
Ojalá que la coordinación que en esta ocasión no se dio, se vaya trabajando para que en futuras obras, no ocurran estos errores y desatinos. Verdad ¿Sr. Alcalde?
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De golpe y porrazo
El pasado 14 de agosto cumplieron años dos personajes de la vida pública y política de Yucatán, la ex gobernadora Dulce María Sauri Riancho y el Diputado federal Jorge Carlos Ramírez Marín.
A la ex gobernadora y al legislador le felicitaron en redes sociales y un grupo de amigos “sorprendió” a Ramírez Marín con una fiesta que ni él sabía estaba preparada.
Ambos por su lado, aprovecharon su onomástico para celebrar también en familia y recibir los buenos deseos de los suyos, al cual sumamos el nuestro.
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Como “en feria” le fue a la titular de SEDATU, Rosario Robles Berlanga, por pasear en calesa en Izamal, durante su visita del martes pasado.
Los llamados “animalistas”, se indignaron por el “caballito” de la calesa que cargo a la funcionaria y al gobernador Rolando Zapata en su inesperado paseo.
Por cierto que en el evento de SEDATU en el natal Izamal de William Sosa Altamira, al más viejo estilo del PRI se repartieron tacos de cochinita a los asistentes quienes hicieron largas filas durante más de 2 horas.
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De esto y más estaremos pendientes.
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