El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha lanzado una serie de acusaciones contra el mandatario de Ecuador, Daniel Noboa, y su entorno familiar, afirmando que estarían implicados en redes de narcotráfico. Por su parte, el gobierno ecuatoriano rechaza las aseveraciones y califica las declaraciones como parte de una estrategia de presión diplomática.
Maduro aseguró que “parte de la base de operaciones del narcotráfico está en Ecuador”, alude directamente al mandatario y su familia, según declaraciones difundidas en redes sociales. Las afirmaciones del presidente venezolano se producen en un contexto en que Washington ha incrementado la presión sobre ambos países por rutas de tráfico de drogas hacia Norteamérica.
El presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, se enfrenta a crecientes desafíos en materia de seguridad: su país ha experimentado una fuerte escalada de violencia, homicidios y enfrentamientos con bandas criminales, lo que le llevó a declarar un “conflicto armado interno” para permitir la intervención militar de forma excepcional.
En ese escenario, las acusaciones de Maduro podrían tener repercusiones diplomáticas relevantes. Desde Quito, el gobierno rechaza cualquier vinculación con redes de narcotráfico que incluyan al presidente o su familia. Mientras tanto, en Caracas, la narrativa oficial se presenta como una denuncia de cooperación internacional en la persecución de redes de drogas que operarían con cobertura estatal.
Analistas señalan que esta escalada verbal responde tanto a presiones internas —para apuntalar legitimidad del régimen venezolano— como a maniobras de poder geopolítico donde Ecuador se perfila como un actor clave en la estrategia anti‑narcóticos de la región. En palabras de un vocero del Departamento de Estado de EE.UU., “una amenaza que en muchos casos es fomentada del extranjero”.
Por su parte, el gobierno ecuatoriano ha buscado fortalecer su cooperación con Estados Unidos y organismos internacionales, al mismo tiempo que enfrenta críticas por el grado de militarización de la seguridad pública y por denuncias de derechos humanos relacionadas con la declaración de conflicto armado interno.
En conclusión, las acusaciones de Maduro contra Noboa plantean una tensión diplomática que va más allá del plano bilateral e involucra la seguridad hemisférica, el control de rutas de drogas y la legitimidad de los gobiernos frente al crimen organizado. Las próximas semanas serán clave para observar si estas denuncias se traducen en acciones legales, cambios de alianzas o mayor cooperación transfronteriza.
