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Comunicación II: La mentira

Santiago Heyser
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De Ser a Ser, por Santiago Heyser.

Cuando mentimos, perdemos la oportunidad de que
conozcan quiénes somos, lo que pensamos, lo que sentimos, lo que soñamos y lo
que es.

Recordemos que la comunicación tiene como objetivo intercambiar
información, lo que nos ayuda a relacionarnos, conocernos, comprendernos
mutuamente y compartir ideas y mensajes. Con esto en mente, comencemos diciendo
que cualquier tipo de comunicación que tenga la intención de mentir o
manipular, al estar distorsionando la veracidad de la información desde el
origen, por definición no contribuye a que las partes involucradas se conozcan,
se comuniquen y se relacionen de una mejor manera. Si bien es cierto que puede
haber una perspectiva ética e inclusive moral respecto a manipular y/o mentir a
otras personas, ésta no es la línea de análisis que nos atañe, por lo que, para
efecto de mejorar las relaciones humanas gracias a la comunicación,
desacreditaremos sin más el uso de la manipulación por ir en contra de nuestro
objetivo y dedicaremos unas líneas al tema de la mentira en la comunicación.

Es cierto que podremos encontrar varios matices respecto a la práctica
de mentir; desde los padres amorosos que con la intención de ‘hacer felices’ a
sus hijos y siguiendo las tradiciones socio-culturales, mienten a sus hijos
acerca de la existencia de Santa Claus y Los Reyes Magos que les traen regalos;
hasta la mentira flagrante y alevosa que tiene como fin el obtener algún tipo
de ventaja sobre otra persona, o no dar información de uno mismo, por el motivo
que sea, ocultando y/o distorsionando total o parcialmente la verdad y/o los
hechos.

Hay quienes se justifican respecto al uso de la mentira escudándose en
conceptos socialmente aceptados como ‘las mentiras piadosas’, implicando que el
uso de la mentira en este caso tiene una intención ‘noble’. También hay quienes
arguyen cínicamente diciendo una verdad a medias, o en el mejor de los casos,
olvidando que una verdad a medias, también es una mentira completa. Otra forma
de mentir es presentando la información con argucia (RAE f. Sutileza, sofisma,
argumento falso presentado con agudeza.). Finalmente, es común encontrarse con
incongruencias entre la comunicación verbal y el lenguaje corporal, implicando
y exhibiendo la mentira, o lo que es lo mismo, ocultando cuando menos una parte
de la verdad; un ejemplo de esto lo encontramos en el enunciado clásico cuando: ̶  ¿Qué
tienes?, ̶  Nada; cuando es evidente que algo sucede.

Ahora bien, es interesante notar que en las relaciones personales, es
común mentir para evitar un conflicto, a sabiendas de que la verdad no cumple
con las expectativas de la otra persona, que presumiblemente sabemos que será
rechazada porque no se alinea con sus opiniones o porque se ha roto un acuerdo
previo. En estos casos puede haber una culpabilidad pasiva en la persona a la
que le mienten, después de todo, si escuchar la verdad va a terminar en una
reacción explosiva y de conflicto, es natural (mas no justificado) que las
personas quieran evitar decir las cosas como son, en cuyo caso, es sensato
evaluar esa relación y su modo de comunicarse.

Al margen de las justificaciones, técnicas o estrategias para mentir que
se utilicen, la reflexión debería ser siempre acerca del tipo de relación,
¿cuál es el objetivo de comunicar? Si partimos de la premisa de que buscamos
tener relaciones sanas y constructivas que nos nutran, en donde ambas partes
contribuyan al mutuo enriquecimiento de sus vidas o una simple colaboración
eficiente y armónica, estaremos de acuerdo que comunicarnos con mentiras nos
lleva en la dirección opuesta. Aún en el supuesto escenario de que logremos
engañar a la otra persona y nos crea la mentira, acabaríamos en una situación
en donde nos estaríamos relacionando mutuamente con alguien que no existe, dado
que la información que ofrecemos es falsa, por lo que la otra persona generará
opiniones y actuará basado en esa falsedad a partir de creer que somos alguien
que en realidad no somos porque mentimos, y viceversa, la persona con la que
nos relacionamos será alguien con quien interactuamos a partir de sus opiniones
y reacciones sustentadas en la mentira inicial, eliminando toda legitimidad y
veracidad en los contenidos, y perdiendo la oportunidad real de enriquecernos y
comprendernos a partir de comunicarnos con la verdad, y así, conocer lo que
pensamos, sentimos y soñamos… ¡Así de sencillo!

Un saludo, una reflexión.

Twitter: @SantiagoHeyser
Correo: heyser@deseraser.mx

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