De Ser a Ser, por: Santiago Heyser.
Si somos honestos, se podría afirmar que todos, sin
excepción, hemos mentido, cuando menos alguna vez en la vida.
Unos más, otros menos, algunos cuando eran niños y otros cuando jóvenes
o adultos; no conozco persona que no haya mentido.
Sería interesante saber si la mentira es inherente al ser humano… parece
que sí. Según el Diccionario de la Real Academia Española, mentir es “decir o
manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa”, mientras que engañar
es “hacer creer a alguien que algo falso es verdadero”. Dado que la mentira y
el engaño son instrumentos para conseguir algo distorsionando la verdad, para
efectos prácticos, los trataremos al unísono.
No es la intención, en este artículo, la de emitir algún tipo de juicio
acerca del hecho de mentir o engañar pretendiendo establecer una postura moral,
de por sí, esa sería una empresa que no llegaría a ningún lado, ya que los
motivos por los qué mentimos son diversos y los matices que cada persona puede
argüir, hacen que sea prácticamente imposible abordar la mentira desde una
perspectiva simplista de bueno o malo (como comúnmente acostumbramos). De lo
que sí podemos hablar, es de las implicaciones y consecuencias de hacerlo.
Veamos algunas de las razones por las que mentimos al tiempo que hacemos
una burda distinción respecto a la intención. Cuando tiene un fin “positivo”:
Mentimos para quedar bien, para no dañar a los demás, para proteger a alguien,
para alagar, para pretender ‘hacer feliz’ a alguien, para no frustrar los
planes de otro… Cuando el fin es “negativo”: Lo hacemos para ocultar
información, para evitar sentir vergüenza, para controlar y manipular el
comportamientos y/o emociones de los demás, para obtener un beneficio o
ventaja, para excusarnos, para mejorar nuestra imagen, para evitar conflictos,
para no asumir responsabilidades o para culpar a otra persona. Pero también
podríamos decir que mentimos para evitar una consecuencia.
Dejemos algo claro, al margen de cualquier texto o tratado acerca de la
mentira y el engaño, lo que es cierto es que cada uno de nosotros sabe la
intención y el motivo por el que lo hace, el autoengaño no tiene cabida. Dicho
esto y dejando de lado las ocasiones cuando “la intención de mentir es
positiva”, hay que aceptar que al mentir o engañar estamos siendo egoístas y
abusivos, dejamos de considerar a la otra persona y anteponemos nuestro interés
o punto de vista ante cualquier otra consideración y de ahí el conflicto, el
engaño irrita, molesta, altera o enoja. Cuando además se rompen acuerdos
previos, hay alevosía y ventaja, lo que genera situaciones de ruptura, ya que
no sólo hay engaño sino que se rompe el lazo de confianza.
Desde la perspectiva opuesta tenemos que comprender que solo controlamos
nuestras acciones y pensamientos, lo que hacen los demás está fuera de nuestra
competencia. Lo único que nos queda cuando nos mienten o engañan es considerar
si los motivos e intenciones de la otra persona son aceptables o no y decidir
el tipo de relación y nivel de involucramiento que queremos a partir de ahora.
Cuando nos mienten o engañan, vale la pena hacer una reflexión y considerar la
posibilidad de que lo hayan hecho porque consideran que no tenemos capacidad
para manejar la verdad con ecuanimidad.
Hay dos consecuencias que vale la pena tomar en cuenta cuando mentimos o
engañamos. La primera, es que estamos construyendo una relación ficticia, ya
que la persona que proyectamos no es real y nos relacionamos a partir del
espejismo que mostramos y no de la realidad de quiénes somos; es decir, nos
relacionamos con la imagen distorsionada por la mentira que nos muestran o
mostramos. La segunda, es que nos distanciamos de las personas; después de todo
suena sensato alejarse en mayor o menor grado o cuando menos, ser más
cautelosos respecto a la persona que no es veraz, lo cual le resta pureza,
claridad y espontaneidad a las relaciones.
Finalmente, la mentira y el engaño para sacar ventaja, generan
conflictos en las relaciones humanas. ¿La alternativa?, dejar de ser abusivos y
egoístas, actuar con ética y tener la valentía para mostrarnos como somos
asumiendo las consecuencias de nuestras acciones y decisiones… ¡Así de
sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Twitter: @SantiagoHeyser
Correo: sammy.heyser@gmail.com