Mayo acababa con sol, con luz, con flores.. las tardes infinitas, la playa. San Fernando, la Ascensión. Junio en la ventana. Quedaban ya lejos los exámenes, las noches de café y nervios, qué preguntarán en biología.. qué nota en la prueba de lectura.. Mayo decía adiós con el anochecer en plata y rosa, el mar escribiendo a la Luna, la Luna con sus promesas del verano mágico..
El verano! El gran verano por excelencia. El verano anterior a la universidad. La libertad de vivir la vida a bocados más sabrosos que la sandía, los helados con los pies en el agua helada de la piscina, los besos de corazón en el whatsapp y los besos de pasión en la boca, amores adolescentes forjados a fuego y sal, el mar. Ir de camping, ir a ver a Morante, ir en barco, ir en moto…
El verano de mayo es el más bonito, porque todavía no es verano. Es preámbulo, ilusión, propuesta. Todo puede ser, todo puede pasar, y todo pasará. Es el tiempo anterior a todo, a todo lo que es bello, a la toalla y el calor del sol en la cadera, a falditas blancas y bicicleta en el río, madrugadas secretas o de secretos. El verano de mayo a la edad de diecisiete años es brutal, limpio, único…
Un accidente de coche rompió todo eso. Sí, será verano. No para todos los adolescentes, al menos no en la forma en la que ellos lo aguardaban…
A la memoria de los adolescentes de mi tierra trágicamente fallecidos. Descansad en paz.. no sé.. Erais buenos estudiantes, jóvenes, vivos.. qué desgracia
A todos los adolescentes que estáis estudiando
A todos los que obtenéis notazas, como tú, Carlos
A Morante
A Luis
A las personas que sufren accidentes y se comportan como héroes
A mayo
Al verano
A mi amiga Àngeles
