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Las tecnologías y la “transparencia” en los gobernantes

Marco Cortez Navarrete
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Por Marco Antonio Cortez Navarrete

Lo digo así, textual, con todas sus palabras. No se ustedes pero creo yo que si algo bueno ha dejado la cuarta transformación es la transparencia en sus gobernantes.

A qué me refiero concretamente. De ninguna manera quiero decir que estoy de acuerdo con los innumerables conflictos sociales que acontecen en el país y que en su mayoría arrojan resultados letales.

No, de ninguna manera; es lamentable y triste ver cómo día tras día suceden eventos con pérdida de vidas —muchas veces inocentes— en diversas regiones del país, con algunas excepciones.

No es nada agradable abrir un periódico (de esos que cada vez hay y circulan menos), o las aplicaciones de un teléfono celular, o escuchar por la radio o ver por la televisión como se registran sucesos con tristes resultados donde las noticias son “n” número de personas muertas o heridos.

Yo no sé nada de estadística, tampoco soy matemático, pero lo que sí entiendo, y mucha gente también, es que el número de fallecidos por violencia y delitos de alto impacto —en los seis últimos años— rondó una nada agradable cifra de doscientas mil personas.

Esto me queda claro. Pero, vayamos al punto de este artículo. Me refiero a que durante la administración del ex presidente López Obrador se abrieron muchas más ventanas para que la sociedad se entere de lo que pasa con detalle tanto en el interior y como exterior del palacio nacional.

Si bien las conferencias mañaneras son una especie de “escudo” representan asimismo espacios para saber cómo piensan y cómo actúa el gobierno, alcanzando las costumbres y estilos de vida de familiares y quiénes y cómo se comportan los colaboradores de todos los niveles e incluso las amistades.

Y no es que uno se convierta en un mentiroso o en un chismoso, de ninguna manera. Al contrario, son los mismos gobernantes quienes al utilizar las tecnologías como herramientas de propaganda o difusión pensándolo o no, abren ventas para que millones de personas en el país y en todo el mundo sepan de manera directa o indirecta aspectos de sus vidas, de sus hogares, de sus hábitos y de sus costumbres.

Recuerdo, trabajando en aún medios de comunicación, que durante los sexenios de los ex presidentes Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, los canales de comunicación y de información se manejaron de manera diferente, es decir, dosificando su presencia en eventos, conferencias, reuniones y muchas más actividades y en muchos casos había hermetismo sobre sus formas y estilos de vida lo cual ocasionaba infinidad de especulaciones

Cierto es que con Andrés Manuel López Obrador este aspecto cambió de manera radical y fue él mismo quien dio el primer paso al mantener su política de conferencias de prensa mañaneras —las cuales utilizó como jefe de gobierno de Ciudad de México y llevó a palacio nacional para tener algo así como un repelente o blindaje—, pero al hacer esto aportó herramientas para que a través de su propia persona o de cercanos allegados se ventilaran aspectos de la vida privada, especialmente en los casos de hermanos y familiares.

Todo tiene un precio, dirían algunos expertos, pero la estrategia de medios de AMLO hoy tiende o ya es imitada, en su totalidad o de manera parcial, por otros gobernantes creando formatos de comunicación que buscando los mismos resultados que obtenía López Obrador pero lo hacen creyendo nada más en el formato y dejando de lado las capacidades y habilidades que se deben tener para hacer lo que el de Macuspana hacía y lo hacía muy bien.

No hay duda que el mundo ha cambiado gracias a las nuevas tecnologías. Son las tecnologías las que empujan cada vez mas al conocimiento de la vida, la formación y el desempeño de los gobernantes, sin importar de qué país o continente sean. Es suficiente con tener aplicaciones como Facebook, Twitter o Tik Tok, para conocer, sea cierto o no, lo que gira en el entorno inmediato a las y los encargados de dirigir los destinos de millones de seres humanos. Veamos, por ejemplo, el caso Rusia-Ucrania (al otro lado del mundo), países que antes eran uno y hoy sostienen una terrible guerra por territorios y al mismo tiempo se ventilan aspectos relacionados con las vidas de los gobernantes de ambos países.

También está el caso de los Estados Unidos que ante la evidente incapacidad de su presidente entró al quite la vicepresidenta para enfrentar a un toro republicano que busca regresar a la Casa Blanca y que dicho sea de paso tampoco es una blanca paloma.

Y en muchos más países hay sucesos de toda índole, donde gobernantes de todos los niveles y hasta la monarquía son sujetos del juicio popular; vaya hasta naciones cerradas como Corea del Norte y China no escapan a los comentarios de la gente. Por cierto, el fenómeno migratorio cada vez es más intenso y objeto de represión o rechazo social sobre todo en Europa donde llegan hordas de inmigrantes del norte de África y ni que decir de México tierra que es natural paso de centroamericanos y de sudamericanos en busca ilusamente del sueño americano y que en muchas veces por “alcanzar” este mito terminan siendo víctimas de organizaciones criminales.

Un abrazo fraterno y les recuerdo, Sean Felices

Marco Cortez Navarrete
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