Por Marco Antonio Cortez Navarrete
Como muchas y muchos de ustedes saben, en 1979 comencé mi trayectoria periodística en Radio Universidad asistiendo todos los sábados y domingos porque de lunes a viernes tenía que ir a la preparatoria.
Esos dos días la permanencia de quienes acudíamos a Radio UADY era en promedio (por día) de 12 a 13 horas, no más porque a muchos nos dejaba el camión.
La directora de la radio universitaria era doña Teresa Mendoza Fernández de Ibarra quien nos enviaba las tortas y refrescos porque en muchos casos hasta se nos olvidaba que teníamos que comer.
“¿Ya comieron hijitos?” decía doña Tere vía telefónica y ante la respuesta negativa agregaba “en estos momentos les pediré comida, avísenme cuando llegue”.
Éramos Antonio Marín Cardin, Gerardo Edel Echeverria y un servidor quienes teníamos incluso las llaves de la enorme puerta de manera tallada del edificio central hoy centro cultural.
Subíamos las escalares de dos en dos y llegábamos a la radio como “chiquitos con juguete nuevo”; nuestro fin de semana era hacer radio, pura, sin interés económico, político o de cualquier tipo.
La radio universitaria era auténtico amor al arte, pasión, entrega, dedicación y mucho pero mucho corazón.
Luego entonces los sábados y los domingos había de todo un poco: noticiarios, entrevistas, reportajes, programas musicales, etcétera.
Hoy, en cambio, veo una radio cultural y sobre todo una radio y televisión comerciales única y exclusivamente interesados y al servicio del dinero.
Las miles y miles de noticias que fluyen cada segundo por medio de las plataformas digitales valen pepino.
Eso sí, de lunes a viernes nos atiborran con información alarmante, amarillista, como si se acabara el mundo.
Todos los medios quieren acapararlo todo pero llega el fin de semana…y el tiempo se detiene…no pasa nada.
Los lunes, como antaño, los “llamados maestros del periodismo” hablan de lo que es historia dándole un matiz como si fuera del momento (a esto se le llama refrito en el argot periodístico) es decir, recalentar lo que se ocurrió decenas de horas atrás.
Mi opinión es que los fines de semana se reducen o suspenden los noticieros por factores logísticos pero sobre todo económicos (hoy los dueños no quieren pagar ni lo justo e incluso no aseguran a sus empleados, tal y como marca la ley, amén de la muy escasa o raquítica credibilidad).
Cierto es también que los fines de semana las personas cambian sus rutinas, pasan más tiempo fuera de casa, consumen entretenimiento en lugar de noticias reduciendo público para los noticieros y dada la voraz comercialización de la noticia “objetiva, veraz y oportuna” se mantiene un mínimo de equipo de producción, de periodistas, técnicos y presentadores.
Por ello los medios priorizan contenidos de entretenimiento (películas, deportes, programas especiales) que suelen atraer más público y anunciantes en lugar de noticieros en vivo.
En conclusión: los fines de semana sí ocurren noticias, y muchas, cientos, miles, y además importantes pero la forma en que se presentan o difunden cambia por razones de consumo.
Bueno es todo.
Abrazo