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Rodrigo Paz gana la presidencia en Bolivia: fin de dos décadas del MAS y nueva etapa política

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Rodrigo Paz, candidato centroderechista, logró una victoria decisiva en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Bolivia, con el 54.6 % de los votos frente al 45.4 % obtenido por el exmandatario Jorge Quiroga. Con este resultado, concluye un ciclo de veinte años consecutivos de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS), encabezado históricamente por Evo Morales. 

Durante su discurso tras el triunfo, Paz sostuvo que Bolivia debe recuperar “paso a paso” su posición internacional, redefinir sus alianzas exteriores y restablecer la confianza de inversionistas y ciudadanos. Indicó que su administración priorizará la seguridad jurídica, el respeto a la propiedad privada y la fortaleza institucional, aspectos que, según él, resienten al país cuando la política ideológica se impone por encima del desarrollo económico. 

Uno de los slogans más repetidos fue “la ideología no da de comer”, con lo que Paz pretendió evidenciar que su propuesta no será un cambio radical, sino una transición donde el crecimiento provenga de inversiones privadas, estabilidad regulatoria y un marco legal claro. Señaló también su propósito de mantener algunos programas sociales como muestra de continuidad, aunque advirtió que no serán “rehenes” de la ideología partidista. 

La participación electoral fue potente: entre el 85 % y el 89 % del padrón, lo que refleja el alto compromiso de la ciudadanía con esta elección histórica.  El Tribunal Supremo Electoral informó que el escrutinio oficial estaba 97 % concluido al momento del anuncio del resultado. 

Este triunfo también es significativo desde el punto de vista familiar y simbólico: Rodrigo Paz es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989–1993) y emula la tradición de su padre y de su tío abuelo Víctor Paz Estenssoro, quienes ya ocuparon la presidencia de Bolivia.  Como tal, su ascenso es interpretado por algunos como un regreso de una dinastía política que ahora pretende presentar una opción distinta al proyecto hegemónico del MAS.

La transición de gobierno está prevista para el 8 de noviembre, fecha en la que oficialmente Paz tomará posesión del cargo.  Desde ahora, diversos retos se perfilan: reconciliar un país polarizado, recuperar credibilidad internacional, estabilizar la economía y, al mismo tiempo, no generar rupturas abruptas que generen reacciones adversas en amplios sectores sociales acostumbrados al modelo masista.

Con esta elección, Bolivia emprende un rumbo diferente. El MAS, que gobernó con una combinación de discursos sobre justicia social, nacionalismo y políticas estatistas, deja sus espacios ante una nueva fuerza política que apuesta por institucionalidad, mercados y acuerdos pragmáticos. Pero el éxito de la nueva administración dependerá no solo de gestos simbólicos, sino de resultados tangibles para una población que espera un cambio real.

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