La revancha entre Alex Pereira y Magomed Ankalaev, programada para UFC 320, ha escalado más allá de lo deportivo: el enfrentamiento mediático y las acusaciones cruzadas han marcado los días previos al combate. En su primer enfrentamiento en UFC 313, Ankalaev derrotó a Pereira por decisión unánime y se adjudicó el título semipesado.
Pereira reaccionó a los comentarios del entrenador de Ankalaev con firmeza, restándoles importancia y diciendo que él “se enfoca en su propio desempeño” más que en su rival. El brasileño también acusó a su oponente de utilizar mensajes agresivos en redes sociales que “probablemente no provienen de él”. Ante la afirmación, Ankalaev respondió de manera contundente, cuestionando la integridad de Pereira: “¿Por qué mentir?”, declaró el ruso.
El episodio más reciente de la polémica ocurrió en el UFC Performance Institute, donde Pereira sostuvo que Ankalaev habría evadido un encuentro con él. Ankalaev negó rotundamente la versión y aseguró que lo confrontó directamente, recibiendo respuestas vagas. Según el campeón, él fue el agresor claro en ese incidente y negó estar detrás de los mensajes digitales polémicos.
En cuanto a la preparación para el combate, Pereira emprendió una pausa de siete meses, la más prolongada en su carrera hasta el momento. Aseguró que dicho descanso le permitió sanar y reenfocar su entrenamiento: “No más viajes”, sostuvo. Aun así, durante uno de los entrenamientos, causó accidentalmente una lesión a su sparring, quien necesitó puntos de sutura en el labio inferior tras recibir una rodilla. Pereira se disculpó inmediatamente.
Por su parte, Ankalaev ha esgrimido explicaciones tras la primera pelea: aseguró que su dificultad para derribar a Pereira obedeció a que este estaba “demasiado resbaladizo”. Aunado a eso, el ruso también ha comentado que Pereira habría sido incapaz de escribir sus propios tuits, cuestión que él mismo desmintió, afirmando que sus redes son gestionadas junto con su manager.
Con el campeonato semipesado en juego y una rivalidad que va más allá del octágono, el duelo en UFC 320 promete definiciones no solo deportivas, sino simbólicas: restablecer reputaciones, dirimir quién domina el intercambio verbal y, finalmente, quién prevalece con los puños.


