Un grupo de 299 migrantes deportados desde Estados Unidos a Panamá ha sido trasladado desde un hotel en la Ciudad de Panamá a un centro en la región del Darién, según informaron las autoridades panameñas. Este movimiento se produce después de que más de la mitad de los migrantes aceptaran regresar voluntariamente a sus países de origen. El ministro de Seguridad de Panamá, Frank Ábrego, declaró: “Hoy puedo decir que 171 de los migrantes han aceptado regresar voluntariamente”.
Los migrantes, originarios de países como Afganistán, China, India, Irán, Nepal, Pakistán, Sri Lanka, Turquía, Uzbekistán y Vietnam, fueron deportados por la administración del presidente Donald Trump como parte de su política para reducir la migración ilegal. A su llegada a Panamá, fueron alojados en un hotel bajo la protección de las autoridades locales y con el apoyo financiero de Estados Unidos, a través de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Sin embargo, la situación generó controversia cuando algunos migrantes mostraron mensajes de auxilio desde las ventanas del hotel, indicando su temor a regresar a sus países de origen. Ante esta situación, las autoridades panameñas, en coordinación con OIM y ACNUR, iniciaron el traslado de los migrantes que no aceptaron la repatriación voluntaria a un albergue en la provincia del Darién, en el sur de Panamá.
Este acuerdo entre Panamá y Estados Unidos forma parte de los esfuerzos de la administración Trump para gestionar la migración irregular, utilizando a Panamá como país de tránsito para deportaciones de migrantes de terceros países. No obstante, organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por la legalidad y las condiciones de detención de los migrantes durante este proceso.
Las autoridades panameñas continúan trabajando en coordinación con organismos internacionales para garantizar el bienestar de los migrantes mientras se define su situación migratoria.


