Por: Cristina Padín
Muchos años después se recordaría así: era un día perfecto
para cumplir años. Se solía llamar un día redondo. Los que celebraban su nacimiento
en aquella fecha sabían que hacía lo mismo el ser de la Valentía…
Para que a alguien llamaran el ser de la Valentía tenía que
demostrar tanta solvencia como la de una ciudad férrea y termal; tanta cultura
como mil libros de narrativa mágica; mucha prudencia; gran humildad…
Entonces el día que cumplía años la Valentía las cosas
funcionaban bien; las palabras eran sensatas y serenas; las faenas que hubiere
que hacer eran firmes como noches gallegas de septiembre… y todo estaba
bien..
Un relato para cumpleañeros de septiembre
Para los que son valientes
Escrito en Jerusalén una tarde cálida
A Luis
A Carlos
A los M
A las cosas bien hechas
A Osama, que tantas cosas nos explica